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Reportaje:FÚTBOL | Jornada 33ª de la Liga

Los contados minutos de Portillo

El ex goleador del filial del Real Madrid ha jugado más en esta Liga que en la pasada, pero vuelve a quedarse en el banquillo y anima el debate sobre la política del club

Diego Torres

Javier Portillo, el delantero de pelo-cepillo que en la espalda lleva tatuado el apellido, Portillo, es el asidero de dos ideologías. Florentino Pérez, el presidente del Madrid, tiene al goleador de la cantera como ejemplo de jugador barato de mantener que debe ser utilizado por imperativo político y económico para sustituir a una estrella. El técnico, Carlos Queiroz, se agarra a Portillo para señalar los vicios de un proyecto que estima no discrimina entre buenos y malos sino entre utilizables y no utilizables. El técnico portugués afirma que no desconfía de la cantera sino de los jugadores que no superan el nivel futbolístico mínimo admisible.

Para Queiroz, Portillo no es ni la primera ni la segunda opción de recambio. Con Ronaldo fuera del derby por una rotura muscular, el vacío del brasileño fue ocupado en el entrenamiento de ayer por Solari. Jugador reputado, más caro de mantener que un juvenil, el argentino representa lo que el proyecto se ha propuesto eliminar por razones de saneamiento presupuestario. Si hoy en el Calderón Florentino Pérez vuelve a ver a Solari en el campo y a Portillo fuera, le pasará lo que el año pasado, cuando veía que Del Bosque mandaba a Morientes al césped y a Portillo al banquillo. El presidente se llevará un disgusto más. Uno de esos momentos de amargura que han erosionado a Queiroz tanto como rebajaron a Del Bosque.

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Queiroz cuenta que en Mozambique, su tierra natal, cuando un hombre está curtido por los golpes se dice que tiene la piel "como el culo de un mono". Así se enorgullece de tener los lomos el técnico. Lo que no se sabe a ciencia cierta es si su insistencia en poner a jugadores políticamente incorrectos, como Solari, en detrimento de los políticamente señalados, como Portillo, se debe a su osadía o a su escasa comunicación con Florentino Pérez. Tal vez Queiroz -los directivos hablan de él desdeñosamente desde que fichó, más o menos-, siga pensando que le contrataron para tomar las decisiones que crea convenientes dentro del escaso margen que le dan los seis intocables de la plantilla por razones salariales, deportivas, morales y estéticas: Roberto Carlos, Raúl, Zidane, Figo, Ronaldo y Beckham.

Con los otros diez, Queiroz piensa que puede disponer lo que crea por convicción. "No pienso en mi futuro", dijo. "Pongo la energía en cosas que puedo controlar: la motivación, la preparación de los jugadores y las decisiones técnicas. De lo demás se ocupa Dios".

Con ese criterio, la delantera que preparó Queiroz ayer en La Manga en el último entrenamiento la formaron Raúl y Zidane. El francés jugó entre la media punta y la segunda punta, con Solari alternando posición en las bandas con Figo. Beckham, que según el club pasa un momento familiar muy duro, permaneció más bien estático en el medio centro, sitio que, confiesa, le tiene melancólico, lejos del gol. Guti le apoyará como enganche.

En el plan de Queiroz, Portillo parece defenestrado. Del Bosque le dio 211 minutos en Liga y marcó cinco goles; Queiroz le ha dado 363 y ha marcado uno. Hoy, el técnico no cambiará. "Tenemos que dar crédito a las fórmulas que nos han traído hasta aquí y nos han dado ocho meses de buen fútbol", dijo. A Queiroz Portillo ya no le importa. Lo que le preocupa al entrenador es la falta de gol que ha demostrado el Madrid últimamente. Sobre todo cuando no juega Ronaldo. Porque Raúl, el ariete que saldrá contra el Atlético, no marca en Liga desde que le hizo un gol al Zaragoza. Hace un mes y tres días.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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