El autor del himno de las Brigadas Internacionales es enterrado en Alcoi tras su exilio en París
Los restos del compositor Carlos Palacio (Alcoi 1911-París 1997) descansan desde ayer en el cementerio de su ciudad natal. Amigos, compañeros y familiares pusieron fin a su exilio en la capital francesa que inició cuando finalizó la Guerra Civil española. Sus hijos, Carlos y Luis, junto a medio centenar de personas dieron ayer por cumplido en Alcoi el último deseo del autor del himno de las Brigadas Internacionales, y que era descansar en su ciudad natal junto a su esposa, Emilia Llorca Viñes, fallecida e incinerada en 2000. Pese a su exilio, Palacio nunca perdió de vista la ciudad que lo vio nacer. En ella se reencontró con antiguos combatientes y republicanos poco antes de su fallecimiento. Antes, en 1976, dirigió el Himne de Festes, que inicia la trilogía de los Moros y Cristianos en Alcoi.
La inhumación de los restos de Carlos Palacio, que fue enterrado en París en 1997, se convirtió en un acto de homenaje al célebre compositor. Bajo una lluvia constante que hizo más triste la jornada, destacaron su carácter humano, amable y sus convicciones marxistas. En el homenaje de ayer no se dejó ver ningún representante municipal. Los concejales del gobierno del PP y la oposición (PSOE-Entesa y Bloc) no estaban en el acto, ya que a las once de la mañana estaban debatiendo en un pleno municipal.
La música de Carlos Palacio había sonado en el acto homenaje que el Ayuntamiento de Alcoi le había dedicado al escritor Juan Gil Albert, el pasado 1 de abril, en que se cumplió el centenario de su nacimiento. La amistad que hubo entre ambos quedó sellada con la pieza musical que Palacio le dedicó a su paisano Juan Gil Albert. Pero en su repertorio musical destacan otras obras como Compañías de Acero, con letra de Luis Tápia. Fue una de las composiciones que realizó por encargo del entonces Ministerio de Instrucción Pública en 1936, que se convirtió en el himno de los republicanos en Madrid y que también sonó fuerte en otros países. La pieza con la que cobró relevancia internacional fue la que compuso junto a su amigo Rafael Espinosa, Himno a Luis Carlos Prestes, que llegó a ser el de las Brigadas Internacionales. En 1939 el poeta alemán Erich Weiner le puso letra y se convirtió en el tema que cantaban los soldados alemanes en combate. Ese año Palacios compuso la Colección de canciones de lucha, en el que realizó una recopilación de canciones antiguas de guerra que surgieron con el estallido de la contienda española con temas como No pasarán.
Otros de sus grandes éxitos fueron Cantata a Lenin, que con un poema de Blas de Otero estrenó el Coro Yurlov en el Theatre de la Ville de París en 1974. En esa misma década se editaron los dos cuadernos España en mi corazón y en 1983 los Coros de Radio Berlín estrenaron su Cantata del Alba, con poema de Antonio Galván.
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