Del silencio a los pitos y a la bronca

Unos dirán que los pitos sonaron más que los aplausos. Otros, que fue al revés. Pero lo cierto es que la mayoría de los casi 50.000 espectadores presentes ayer en el estadio Bernabéu, la peor entrada de la temporada, optaron en principio por un revelador silencio cuando los jugadores blancos saltaron al campo tras su derrota en Mónaco.

Tampoco había demasiadas pancartas críticas decorando las gradas. Pero la parsimonia con la que salieron Raúl y compañía facilitó el primer gol, de Valdo, en el primer minuto. Entonces, sí, arreciaron las protestas de quienes veían cómo se el Valencia se hacía más líder de la Liga.

Eso sí, la bronca fue resignada, porque cuando el destino se mete por medio nada se puede hacer: si Milito amargó la Copa del Rey y Morientes la Liga de Campeones, esta vez fue otro hombre de la casa, Valdo, el que inauguró el marcador.

El interior derecho de Osasuna debutó con el Madrid en 2001 la misma tarde en que lo hizo Pavón, la mitad de la ecuación que define el ahora cuestionado modelo de Florentino Pérez. El presidente había dicho cinco minutos antes del comienzo del encuentro que, más que "reflexionar", lo que tenía que hacer el Madrid era "centrarse en la competición", lo que no hicieron unos jugadores más pendientes del público, cada vez más enfadado.

De todas formas, los seguidores dieron muestra de un gran sentido común, o de cierta desgana, al moderar su quejas. Más aún, cuando la lesión de Ronaldo, a los 25 minutos, ensombreció al máximo los rostros de la afición blanca: el nuevo problema muscular del brasileño le hace duda para los partidos contra Atlético y Barça.

Algunos incluso sacaron los pañuelos hacia el palco y los ultras volvieron a sacar la única pancarta claramente visible en el encuentro: "Qué importa el resultado cuando se pierde con honor... 06-04-04 [la fecha] Mónaco: ¡Vergüenza!". Después, todo fue a peor. ¡Vergüenza!, sí. Y olés a Osasuna para mayor escarnio de los blancos.