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Crónica:LA CRÓNICA
Crónica
Texto informativo con interpretación

La semana del organigrama

Soledad Gallego-Díaz

La semana que se cierra hoy ha estado marcada por una intensa actividad en el Partido Socialista destinada, sobre todo, a algo que resulta burocrático pero que es fundamental para el buen funcionamiento de un Gobierno y que despierta toda clase de apetencias internas: el organigrama del nuevo Gabinete. "Ha sido una semana quizá muy callada desde el punto de vista externo, pero de enorme ebullición interna; muy discreta, pero muy intensa", asegura un diputado socialista cercano a esos trabajos de organización.

La tarea ha tenido que hacerse a toda velocidad y con un requisito añadido: lograr que, pese a que exista un ministerio más que en la última etapa de Aznar (16 frente a 15), eso no signifique un coste añadido. Es decir, que se compense, probablemente suprimiendo algunos de los segundos escalones políticos o administrativos. Parte del estudio, y del ahorro posible, fue realizado en su momento por Jordi Sevilla, el nuevo ministro de Administraciones Públicas.

Muchos dirigentes del PSOE subrayan la "naturalidad" con la que Jesús Caldera ha aceptado "pasar a un plano político menos relevante"

Nuevos cargos

El organigrama se aprobará como primer decreto del nuevo Gobierno y posteriormente, quizá el viernes 23 de abril, en la primera reunión "ordinaria" del Consejo de Ministros, se proceda a otra amplia tanda de nombramientos. "En total, son varios centenares de nuevos cargos, desde directores generales hasta delegados del Gobierno, y, como es natural, las distintas organizaciones tienen sus propias propuestas. Nadie mete prisa, pero todo el mundo quiere ser oído", explica un dirigente autonómico.

Jesús Caldera, del que casi todo el mundo en el PSOE subraya la naturalidad con la que, pasado el primer disgusto, ha aceptado pasar a un plano menos relevante, ha seguido siendo una de las personas más "solicitadas" por sus compañeros de partido. "Caldera se está comportando de una manera excepcional, facilitando todo lo que puede el trabajo de Fernández de la Vega y de Solbes", mantiene un diputado que se considera próximo al nuevo ministro de Trabajo y que cree que se merece "más reconocimiento".

Excepción hecha de Pedro Solbes, que ha continuado con algunas de sus obligaciones como comisario europeo, que dispone de una cierta infraestructura y que puede recurrir a un equipo propio ya contrastado, los otros ministros del nuevo Gobierno han dispuesto de muy poco apoyo externo. La mayoría utiliza estos días para reunir la información sobre sus departamentos y para preparar sus propios organigramas, a veces con sólo un pequeño despacho, un teléfono, un coche y una secretaria compartida en la sede del PSOE.

La tarea del diseño del nuevo Gobierno recayó plenamente en María Teresa Fernández de la Vega, que será la vicepresidenta primera y ministra de la Presidencia, y que coordinará toda el área política del nuevo Gabinete. Fernández de la Vega, que durante estos cuatro años ya ha actuado como la principal coordinadora del Grupo Socialista, se ha apoyado para este trabajo en alguien muy experimentado, José Enrique Serrano, que fue jefe de Gabinete en La Moncloa con Felipe González, y en un técnico, José de Francisco, con quien viene colaborando desde hace tiempo.

Alergia al portavoz

Se supone que Fernández de la Vega acumulará también la función de portavoz del Gobierno. Por lo menos, ésa parece ser la voluntad de José Luis Rodríguez Zapatero. Sin embargo, no está todavía claro que la propia vicepresidenta quiera asumir esas competencias de forma directa. "Dependerá del tipo de portavocía. Fernández de la Vega no está convencida de reunir las condiciones de un portavoz muy mediático. Lo suyo sería algo más formal", asegura uno de sus colaboradores.

Dentro del PSOE es conocida la alergia que tiene José Luis Rodríguez Zapatero a la figura de un portavoz único y potente. "Por lo menos, durante su etapa como secretario general del partido se las arregló para dividir las tareas entre varias personas y no nombrar nunca un portavoz de esas características, capaz de alcanzar relevancia mediática. Ahora, como presidente del Gobierno, está claro que Rodríguez Zapatero reclamará también todo el protagonismo político y mediático y que preferirá un portavoz 'técnico', tipo Fernández de la Vega. Otra cosa es que pueda mantener ese modelo en el Gobierno", explica un colaborador de Ferraz.

En cualquier caso, añade, la figura del portavoz, al igual que la del futuro secretario de Estado de Comunicación, estará muy próxima al propio presidente del Gobierno.

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