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Crítica:EL CUENTO, UN GÉNERO VIVO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Realismo interior

¿Cuántos cuentos habrá escrito y publicado el mayor autor del género con que hoy contamos entre nosotros, Medardo Fraile, en el medio siglo de existencia de su carrera, pues su primer libro es de 1954 y a un año ahora de cumplir los ochenta de edad? Quizá ni siquiera lo sepa él mismo, que aquí reúne 128 dejando fuera los cuatro que él mismo adscribió a la "literatura infantil" (y los cito, El gallo puesto en hora, Santa Engracia número dos o tres, El rey y el país con granos y Los brazos invisibles, pues son otras tantas maravillas de ternura y delicadeza) como si no fueran del mismo género. Estos más de 130 cuentos no son muchos, de la misma manera que su mejor precursor, Clarín, con su apenas un centenar no compensaba el peso de los casi quinientos de doña Emilia Pardo Bazán, pero también en su caso el cuento es la parte central de una obra bastante más dispersa, pues comporta una novela (Autobiografía), libros periodísticos de fuera (La familia irreal inglesa) y dentro (Entre paréntesis), de ensayos literarios (La letra con sangre) o testimoniales (Documento Nacional), sin contar con sus juveniles aventuras teatrales (cuatro piezas cortas, dos de ellas en colaboración con Alfonso Sastre y Alfonso Paso, respectivamente) y su tesis doctoral sobre Samuel Ros, del que ha reunido lo esencial de su obra (Samuel Ros: Antología) en la Biblioteca Fundamental de la Fundación Santander Central Hispano.

ESCRITURA Y VERDAD (Cuentos completos)

Medardo Fraile

Edición de Angel Zapata

Páginas de Espuma. Madrid, 2004

534 páginas. 29 euros

Nacido en Madrid en 1925, Medardo Fraile pertenece a la generación de "los hijos de la guerra", según definió su compañera Josefina Rodríguez de Aldecoa, destacando la singularidad de sus cuentos dentro de aquel "realismo" generacional, al lado de escritores como Ignacio Aldecoa, Rafael Sánchez Ferlosio, Alfonso Sastre, Jesús Fernández Santos, el gran cineasta Rafael Azcona y otros que no cito, pero que forman la mejor parte de lo que nos ha quedado de la literatura española de aquellos años. Tras coquetear con el teatro -como hemos visto- y el periodismo, destacó pronto como autor de cuentos, empezó a publicar y ganar premios y a reunirlos en libros que se abrieron paso lenta y poderosamente, hasta que un buen día, tras publicar el cuarto de ellos emigró al Reino Unido, donde se estabilizó como profesor en Glasgow, se casó, tuvo una hija y hasta se jubiló al final, aunque sin dejar de trabajar hasta ahora mismo, alternando con frecuentes visitas entre nosotros y siguiendo publicando libros hasta ahora mismo. Sus libros de cuentos "exentos" son cinco, publicados entre 1954, Cuentos con algún amor, y 1998 -Contrasombras- con A la luz cambian las cosas (1959), Cuentos de verdad (1964, cuando se exilió en el Reino Unido mientras obtenía el premio de la Crítica) y Descubridor de nada y otros cuentos, de 1970. Pero, al lado (y junto a los cuatro infantiles ya citados) sus relatos empezaron a formar parte de una serie innumerable de antologías (trece, creo, según la completa bibliografía incluida en este monumental volumen) con las que viene inundando el mercado hasta hoy. Pues el problema al que se enfrenta la obra excepcional de Medardo Fraile es el de conciliar un género -el del cuento- con un mercado que no es el suyo natural, el de la industria editorial tal como está establecida entre nosotros.

El cuento -que, cuanto mejor es, es "una" obra sola, en solitario y autónoma- no "casa" bien con el concepto "libro", el preferido por el mercado, por su escasez (no por falta de calidad) para constituir un "libro", que es el modelo de comunicación preferido por el mercado editorial. Pero, y lo digo al revés para que se me entienda, todo libro de cuentos, por unitario que sea y hasta procedente de un mismo autor, es ya de por sí una antología propiamente dicha, por lo que la solución que propone Medardo Fraile es la mejor para poder perforar el mercado en las actuales circunstancias. De ahí la abundancia de sus antologías, donde cuentos aparecidos en la prensa y revistas y muchas veces inéditos en libro, se unen a otros ya publicados, a veces en aquellos primeros Cuentos completos de 1990, que ya no lo son, claro está, como es muy posible que los actuales dejen de serlo pronto, dado el buen ritmo de su producción, que a los 18 inéditos de aquella primera colección une ahora otros 15 rigurosamente nuevos, que son iguales, y algunos hasta mejores que los anteriores.

La otra gran novedad de es-

te gran volumen es el estudio previo de Ángel Zapata, uno de sus mejores críticos de siempre, que presenta sus cuentos, muchas veces tildados de "blandos", como los de un "disidente" esencial (pero ya lo demostró cuando se separó de su propio país, de su lengua y su mundo desde 1964 hasta hoy) estudiando esta disidencia desde el interior de su propio lenguaje. No es algo nuevo, pues ya desde sus principios su realismo era más "interior" y lírico que el de sus compañeros de generación, más interno y escrito más "desde dentro", como lo muestra Ángel Zapata con un estudio modélico de una de sus primeras excepcionales descripciones, la del gran cuento La cajera, que data de su segunda colección de 1959, y para la que utiliza métodos pre(Greimas), pos(Derrida) y puramente estructuralistas (Barthes), manifestando también sus evidentes raíces proustianas. En resumen, que Medardo Fraile no es tan sólo "el apóstol" del cuento, sino nuestro mejor cuentista actual, uno de los mejores de toda nuestra historia y sin duda quien mejor utiliza las armas que tiene a su mano para conducirnos a las esferas de la gran literatura de siempre, pues su arte es el que nos concilia el concepto real de "cuento", con el de la "verdad" que toda gran literatura nos otorga siempre. Sus cuentos no sólo "cuentan, sino que son", y eso es todo, quizá.

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