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Reportaje:

Un mutilado 'Vítol' pone fin a la Magdalena

El temporal desluce las fiestas de Castellón, retrasadas este año por el Ayuntamiento para evitar su coincidencia con el 14-M

María Fabra

El cambio de fechas para las fiestas de la Magdalena de Castellón ha estado este fin de semana en boca de muchos, como desde hacía días que no pasaba. La coincidencia del primer domingo festivo con las elecciones generales del pasado 14 de marzo provocó que el Ayuntamiento de la capital de La Plana no diera opción a la coincidencia y retrasara siete días, no sin polémica, la celebración de la semana festera.

La adversa climatología sufrida durante el sábado y el domingo hizo, así, que los castellonenses hicieran cuentas del sol que hubiera acompañado al programa oficial de la sesenta edición de las fiestas de la Magdalena en el caso de haberse celebrado según el calendario que marca la Cuaresma. Hasta el acto final de fiestas, el Magdalena Vítol, hubo de ser mutilado ayer debido al frío y la lluvia que obligaron a ceñirlo a una concentración y al lanzamiento del grito que pone punto y final a la semana de fiestas mayores.

Sin embargo, no ha sido sólo la climatología, durante el fin de semana, lo que ha marcado una Magdalena deslucida. Las calles, que habitualmente concentran a la mayor parte de participantes en las fiestas, los restaurantes, los escenarios festivos no han contado con la afluencia de otros años.

Los atentados del pasado 11 de marzo en Madrid, la actualidad política nacional e internacional y el cambio de las fechas de celebración, que coinciden con un fin de mes en el que los bolsillos suelen estar resentidos, han sido algunos de los motivos a los que restauradores y visitantes foráneos han achacado la conclusión de una semana "apagada".

Todo, pese a que las gaiates, este año, se han presentado más cargadas de iluminación que en ediciones anteriores. No obstante, algunas de ellas, ni siquiera lucieron sus colores durante la tarde-noche del sábado.

Al gélido sábado por la noche, durante el que los locales sí presentaron un lleno, siguió la cancelación del disparo de la última mascletà, el traslado del, normalmente, vistoso desfile internacional de música de fiesta a un recinto cerrado, el aplazamiento de la corrida de toros y la suspensión de los pasacalles.

A la hora del cierre de esta edición, el concejal de Fiestas de Castellón, Carlos Tovar, seguía pendiente del cielo con el fin de determinar la celebración o no del desfile final de fiestas, en el que, tradicionalmente, participan castellonenses, visitantes y festeros, acompañados de bandas de música y charangas, que preceden a las reinas de las fiestas.

En cualquier caso, durante la tarde, no cupieron dudas en mantener, al menos, el tradicional Magdalena Vítol, un grito con el que la reina de las fiestas de la capital de La Plana clausura oficialmente las fiestas que, de todas formas, no contó con el espectáculo pirotécnico que tradicionalmente lo precede cada año.

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