_
_
_
_
EL LIBRO DE LA SEMANA
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Hacia una semántica del arco iris

Javier Sampedro

DURANTE LA última campaña, el PP andaluz pidió la suspensión de un debate electoral aduciendo que su candidata iba a aparecer sobre un fondo naranja, "que representa la agresividad y la falta de confianza", mientras que el adversario se iba a beneficiar de la "credibilidad y la tranquilidad" de un fondo azul. Los vendedores de pisos son conscientes de que una habitación parece más grande si está pintada de blanco azulado que si lo está de amarillo intenso, y los tragaldabas saben muy bien que no hay mejor dieta que vestir de negro. Aunque la demanda del PP no fue atendida por la junta electoral, la semántica del color existe, y camina entre nosotros.

El color ha sido importante en la evolución del ser humano, hasta el punto de que nuestros simiescos ancestros se vieron forzados a renunciar a gran parte de su sentido del olfato para hacer sitio a la percepción cromática -el centímetro cuadrado está muy caro dentro del cráneo-, y las franjas del arco iris le deben menos al cielo que a nuestro prisma mental: con escasas e irrelevantes excepciones, todas las culturas utilizan 11 nombres para dividir la luz visible en categorías discretas, y cada nombre designa la misma franja de frecuencias en todas ellas: rojo, amarillo, verde, azul, morado, marrón, naranja, rosa, negro, blanco y gris.

Más información
Amarillo "matón"

Pero la cultura no respeta nuestra animalidad: los ingleses hablan de "morado pasión" y los españoles se ponen morados de comer; su rabia es negra y la nuestra roja, el verde es allí el color de la envidia y aquí el de la lujuria. Schumann creyó que cada intervalo musical significaba una emoción, y Miró sospechó lo mismo de los colores. Ambos se pasaron de castaño oscuro.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_