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Correos opta por comprar suelo en Alicante en vez de permutar su sede

El ente autónomo rechaza la oferta de terrenos de la Universidad

El departamento de Correos y Telégrafos encargado de la negociación para obtener suelo en Alicante donde construir un gran centro de clasificación postal para esta provincia y Murcia ha rechazado la permuta con la Universidad de Alicante -15.000 metros de suelo en los aledaños del campus a cambio de la sede histórica de Correos en el centro de la ciudad- y ha propuesto la adquisición de una parcela en la carretera de Ocaña, cercana a la factoría de Coca Cola y a Mercalicante. Esta propuesta se ha realizado después de conocerse el triunfo electoral del PSOE.

El terreno elegido por Correos para la construcción del centro de clasificación postal cuesta más de seis millones de euros, según fuentes conocedoras de la operación. Según estas fuentes, la decisión de proponer la compra de esta parcela se adoptó la semana pasada, después de varios años de intentos fallidos por obtener el terreno.

Correos rechaza así la permuta con la Universidad de Alicante. La institución académica, interesada en la sede histórica del ente público en el centro de la ciudad, ofrecía a cambio de ese inmueble un terreno de 15.000 metros junto al parque provincial de Bomberos que cumplía el principal requisito que demandaba el ente público: estar situado junto a una vía rápida.

Hace ya más de cuatro años que Correos buscaba suelo en Alicante. El alcalde, Luis Díaz Alperi, medió en esa búsqueda con una propuesta rocambolesca: el Ayuntamiento compraría una parcela a Mercalicante y luego la permutaría con Correos a cambio de su sede histórica. Con esa operación el alcalde pretendía matar dos pájaros de un tiro: inyectar fondos en Mercalicante y dar salida al abandonado edificio histórico de Correos en la ciudad. El 4 de septiembre de 2001, el consejo de administración de Mercalicante autorizó a la sociedad mixta la venta al Ayuntamiento de una parcela de 15.000 metros cuadrados.

La operación presentaba inconvenientes de gran calado -prueba de ello es que no ha llegado a materializarse- pero sirvió para que los asientos contables de Mercalicante computaran como ingreso la enajenación de la parcela. El terreno que el alcalde ofreció a Correos ni siquiera era edificable y, además, ese suelo se había expropiado para uso agroalimentario, no para servicio postal. Además, el Ayuntamiento estaba dispuesto a pagar a Mercalicante por unos terrenos que dentro de 22 años revertirán en el municipio.

Correos y Telégrafos ha intentado sin éxito desprenderse en dos ocasiones de su sede histórica por la vía de la subasta pública. Primero tasó el edificio en 3,1 millones de euros, pero nadie pujó por el inmueble, cuya rehabilitación se estimó entonces en unos tres millones. Luego, en su segundo intento, rebajó el precio de salida a 2,7 millones, pero la subasta quedó igualmente desierta. El edificio, protegido por la Ley de Patrimonio, lleva clausurado desde 1999, lo que ha acelerado su deterioro.

El ministro de Fomento en funciones, Francisco Álvarez Cascos, llegó a avalar en el Senado la operación urbanística a varias bandas para construir el centro de clasificación postal de Alicante y Murcia en una parcela de Mercalicante. Pero aquella operación, planteada por Alperi para inyectar fondos a Mercalicante y salvar el edificio histórico de Correos, ha resultado un fiasco: Correos sigue sin su centro de clasificación postal, el edificio histórico del ente autónomo sigue deshabitado y deteriorándose, y Mercalicante continúa en una situación económica complicada. Además, la demora en la construcción ha hecho perder a Correos cientos de miles de euros en alquileres.

El ministro de Fomento había sido interpelado por el ex senador socialista y secretario general del PSPV de Alicante, Ángel Franco, y éste trasladó una versión radicalmente distinta a la de aquél: Díaz Alperi intentaba utilizar la operación con Correos para tapar parte del agujero económico de Mercalicante. Díaz Alperi continuó buscando salidas para a la antigua sede del ente autónomo. El último intento lo realizó con la Universidad de Alicante, interesada en instalar ahí su sede en la ciudad. Antes había negociado infructuosamente con El Corte Inglés y con el constructor Enrique Ortiz, que se interesó por instalar allí la sede de su grupo empresarial.

El rector de la Universidad de Alicante, Salvador Ordóñez, mantenía esperanzas en que el edificio de Correos se convirtiera en sede de un museo de historia de la ciencia y servicios para los estudiantes extranjeros.

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