DAVID VILELA FERNÁNDEZ / "Así era mi chico"
Empleado de la Biblioteca Nacional, 23 años, vivía en Alcalá. Su padre, José Luis, describe con entereza cómo era su hijo: "David era atento, trabajador, buen hijo, ya sé que todos los hijos son buenos, pero éste desbordaba, nos besaba a su madre y a mí cuando se iba o volvía, siempre que salía de casa; sólo cursó hasta BUP, estudiar se le hacía cuesta arriba, trabajó de carnicero y luego hizo un curso en la Biblioteca Nacional, en la carretera de Meco, y por eso lo contrataron luego en la sede de Recoletos, adonde iba en tren, y como era inquieto y voluntarioso, se buscaba la vida ya para cuando se le acabara el contrato, y ese día tenía una entrevista en un hipermercado para vendedor de libros o de carnicero; ya había pasado esa época mala de adolescente, la edad tonta, se estaba haciendo un hombre, le había cambiado el carácter, maduraba; mi esposa y yo cumplimos 25 años casados y planeábamos ir a Italia, ahora lo hemos anulado, y un día vino él y dijo 'mirad', y allí estaba: una cámara de vídeo para grabarlo todo, y en mi último cumpleaños me dio el regalo que más ilusión me ha hecho nunca, buscó periódicos del 18 de febrero de 1951, cuando yo nací en Yebra, Guadalajara, me los trajo y dijo: 'Mira, papá, lo que pasó ese día'; se había apuntado al gimnasio, y bromeaba, '¡qué músculos tengo ya!', y su madre se reía con él; le encantaban el fútbol, los coches, quería comprarse uno, hacía montoncitos con el dinero que ganaba, era buen administrador, decía 'esto para ahorrar, esto para gastar', y así, y con 14 años, perteneció al Parlamento infantil, aquí tengo su carné, tocaba la guitarra en la parroquia, se quedó en cuarto de solfeo y ahora aprendía acordeón; lo hemos enterrado en Yebra, tenía amigos allí, lo pasaba bien, íbamos los veranos, y allí se ha quedado; nosotros somos creyentes, optimistas, vamos a tirar para adelante con todo lo bueno que nos ha dejado".-
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