"Fuimos castigados injustamente"
Queiroz alaba la actitud del Madrid y los jugadores reconocen sus errores
Al final, Carlos Queiroz, entrenador del Real Madrid, y Ernesto Valverde, su colega del Athletic, no mostraban tanta distancia en la explicación como la que mostraba el marcador y las consecuencias para uno y otro. Queiroz consideraba que su equipo "fue castigado injustamente" con el 4-2. Y no se distanciaba demasiado de lo que decía, con mesura, Valverde, al asegurar que la diferencia de goles y lo abultado del marcador "era muy espectacular, pero no ocultaba el sufimiento padecido" a lo largo del partido.
Queiroz, que esta semana había pasado al ataque ante el declive del Madrid, en cuanto a la mala planificación de la plantilla, decidió ayer esconderse en la prudencia y optar por los lugares comunes. Así aplaudió "el orgullo y el carácter de los jugadores del Madrid" a quienes sólo "la mala suerte" les había privado de un buen resultado. Así disculpó los errores de su equipo en las jugadas de estrategia (los goles de Urzaiz y Del Horno a balón parado) porque "el fútbol es un juego de errores y cuando se acumula el cansancio se pierde concentración". Prefirió explicar la derrota final "por el factor psicológico del tercer gol encajado" cuando el Madrid "había realizado una magnífica remontada en la segunda parte".
Beckham: "Quizá ha habido falta de concentración en las jugadas de estrategia"
Los madridistas niegan que no tuvieron buena actitud y que los goles llegaran "por no correr"
Por estos motivos encontró la conclusión de que "el Madrid ha sido castigado injustamente" tanto por la derrota como por el resultado aunque "en el fútbol no hay justicia y cuando un equipo gana hay que felicitarle por haberlo conseguido".
Los debates quedan para más adelante. Fiel a su teoría, y a los problemas que supone la sustitución de las estrellas, Queiroz solo realizó sustituciones cuando prácticamente dio el partido por perdido, retirando a Beckham, Zidane y Raúl, para posteriores empresas más rentables, a los tres más allá del minuto 80. Ya no había nada que hacer en San Mamés que no fuera evitar encajar más goles (Urzaiz pudo hacer el quinto, pero eligió una frivolidad en pleno éxtasis que el tiro directo). Lo que sí reconoció el técnico portugués es que su equipo estaba fatigado. Lo dijo al analizar los errores, que achacó a la pérdida de concentración que siempre acompaña al cansancio mental y muscular, aunque no dejó de elogiar el carácter luchador de su plantel, que sólo sucumbió, en su opinión a la mala suerte "cuando mejor estábamos jugando".
La falta de concentración fue un lugar común en la expedición madridista. David Beckham, que no había oído las explicaciones de su entrenador, incidió en la misma cuestión al ser preguntado por los goles encajados en jugadas de estrategia: "No hay ninguna explicación. Sólo puedo pensar que ha sido por falta de concentración".
Beckham no salió bien parado de San Mamés. Su fútbol no brilló y para colmo salió abucheado cuando Queiroz le sustituyó. El jugador inglés, que se había encarado segundos antes con Del Horno tras una entrada del rojiblanco, pateó el banquillo. Un gesto que fue duramente recriminado por el público. Beckham lo explicó por un caso de frustración: "Estábamos haciendo un buen trabajo y hemos perdido el partido", declaró. Curioso. Beckham utilizó la misma palabra que Queiroz para explicar su airada reacción: "Beckham es un luchador y un ganador. Su gesto es el resultado de una frustración personal, por él y por el equipo. Hay que tener en cuenta que ha sido un resultado duro para nosotros", dijo el portugués.
Beckham sí resultó más descriptivo al retratar el ambiente en el seno de la plantilla: "En un equipo como el Madrid no se pueden perder dos partidos seguidos. En el vestuario hay una atmósfera de sorpresa por estas dos derrotas consecutivas pero estoy seguro de que vamos a salir adelante.
Más optimista, rizando el rizo, se mostraba Solari al afirmar que "lo mejor es que seguiremos siendo líderes pase lo que pase", aludiendo al partido que hoy disputará el Valencia frente al Mallorca. Sin embargo el jugador argentino insistía en el mismo discurso explicativo de la derrota, es decir en la teoría de los errores propios mas que los aciertos ajenos: "Hemos cometido unos errores que nos han llevado a encajar cuatro goles. Después de ir perdiendo por dos goles hemos conseguido remontar en un campo tan difícil como San Mamés, pero luego volvimos a cometer los mismos errores". ¿Cuáles? ¿Desaplicación defensiva, falta de agresividad? No hay respuesta. Sólo afirmaciones: "Los goles no llegaron porque ellos fueran superiores, sino por nuestros propios errores., no por falta de actitud, ni por no correr", aseguró.
En el día de la resurrección goleadora de Raúl, otro hombre pasaba a la historia blanca. Roberto Carlos igualaba los 396 partidos de Alfredo Di Stefano con la camiseta del Madrid. Todo un hito conseguido, sin embargo, en el peor día.
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