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Entrevista:MANOLO HUERTAS | Diputado del PSE-EE por Guipúzcoa

"Maragall es nuestro referente por su ejemplo de pluralidad y consenso"

Manolo Huertas (Zamora, 1942), casado y padre de tres hijos, pisó por primera vez el Parlamento vasco en 1984 y hasta ahora -salvo su legislatura como viceconsejero de Educación- no se había movido del escaño. "Siento estos días el peso de la responsabilidad", afirma desde el sillón que ha ocupado como secretario general de los socialistas de Guipúzcoa durante siete años. Huertas, que continuará viviendo en San Sebastián, se va a hacer política desde Madrid, después de haber llorado a más de un amigo asesinado, pero también tras haber logrado el mayor índice de apoyo para su partido en este territorio, el 26,10%.

Pregunta. Del Parlamento vasco al Congreso, ¿cúales pasan a ser sus prioridades?

Respuesta. En definitiva, sigo siendo parlamentario y están claros mis compromisos; primero, con la búsqueda del diálogo institucional, pero también con el desarrollo de infraestructuras, que incide directamente en lo económico. Y, por supuesto, haré lo posible para que se proyecte una imagen auténtica del País Vasco. No se puede identificar árabes con terrorismo, ni vascos con violencia. Trataré de contribuir a que se distinga el nacionalismo del fundamentalismo.

P. ¿Es lo más urgente?

R. Lo más urgente es reanudar el diálogo institucional y trazar el camino hacia la pacificación, teniendo en cuenta que no cabe negociación política con el terrorismo. Ahora nos encontramos en una situación de confrontación interna y de enfrentamiento con el Estado y hay que pasar al pacto y a la concertación. Queremos recuperar esa tradición.

P. ¿Es posible con el plan Ibarretxe sobre la mesa?

R. Evidentemente, es un gran obstáculo. El PNV tiene que terminar con la política de bloques que nació en Lizarra. Los socialistas no pertenecemos a ningún bloque, apostamos por una Euskadi plural. Y hoy cualquier política o acuerdo mayoritario tiene que pasar por el PSE. Estamos más abiertos a ese diálogo de lo que lo ha estado el PP. Ahora, la condición es el respeto a las reglas de juego democrático. El nacionalismo, que está acostumbrado a que los pasos los den otros, tendría que empezar a hacer ese recorrido.

P. Dice que el proyecto de alternancia de Mayor Oreja se ha hecho añicos.

R. Es uno de los grandes derrotados del 14-M. Los pocos socialistas que se han sumado a su estrategia deben tomar nota.

P. ¿Cuál es la alternativa que plantea?

R. El modo de hacer política de Pascual Maragall. Es el ejemplo de pluralidad, de consenso y progreso, que además ha tenido un enorme refrendo electoral. Maragall ha apostado por el cambio, por la reforma del Estatuto, respetando las reglas del juego. Ese es nuestro referente, aunque sabemos que ERC no es EA ni el PNV es CiU. El partido de Imaz debería empezar a trabajar por romper con la dinámica de bloques.

P. Habla sin parar de acabar con el frentismo. ¿También desde el Pacto Antiterrorista?

R. Puede ser un buen comienzo y caben distintas fórmulas.

P. Ha reconocido haberse sentido engañado tanto por el PNV como por el PP. ¿Por quien en mayor medida?

R. Me he sentido burlado intensamente por el PP estos días, pero también cuando se han considerado únicos intérpretes de la Constitución y del Pacto Antiterrorista y cuando han incumplido casi todo lo suscrito con el PSOE. También estoy defraudado por los nacionalistas por muchos motivos; pero si tengo que cuantificar, diría que me he sentido más burlado por el PP.

P. ¿Estaríamos más cerca del fin del terrorismo vasco si la masacre hubiera sido obra de ETA?

R. ETA tiene que haber visto que ya no se admite más terror. Y el terror no se mide por el número de muertos. Lo que tiene que hacer es administrar el tiempo y el modo de su desaparición. Y Otegi y los suyos, los que se manifiestan por la muerte de unos y no por la de otros, tienen que pedírselo.

P. ¿La gestión ha sido la pagana de la alta política?

R. Este país está paralizado. Lo he vivido en el Parlamento vasco; no ha habido presupuesto, la Ley de Universidades ha salido como ha salido... Así no se puede seguir.

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