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ELECCIONES 2004

Batasuna mantiene un electorado fiel de cien mil votos, mientras Aralar se estanca y se queda sin escaño

La ilegalizada Batasuna ha demostrado de nuevo su gran capacidad de resistencia, la fidelidad de su electorado y su habilidad para crecerse en las situaciones difíciles. En esta ocasión, sien embargo, los acontecimientos que rodearon los atentados de Madrid le han favorecido electoralmente, al proporcionarle en los tres últimos días un protagonismo extraordinario. Y la formación de Arnaldo Otegi ha sabido utilizarlo como altavoz para evitar ser borrada del mapa político. Batasuna no ha sido la bolsa de votos para engordar al resto de formaciones nacionalistas, sino que ha hecho valer su llamamiento al voto nulo útil.

Los augurios que dictaban el hundimiento de la opción radical una vez ilegalizada han quedado invalidados, si se tiene en cuenta que Batasuna ha retenido cien mil votos nulos en el segundo compromiso electoral al que tenía legalmente cerrada las puertas. En las municipales de mayo, Batasuna alcanzó los 126.000 votos. Ahora, la cifra de 100.000 papeletas nulas representa un suelo importante, porque le sigue manteniendo como la principal opción abertzale a la izquierda del PNV. Aunque se coloca ahora en el 7,7% de la representación y ha sufrido un desgaste considerable -como EH alcanzó en 1998 el 14% de los votos- no deja de ser significativa la fidelidad que mantiene.

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Batasuna ha resistido, sobre todo, en Guipúzcoa, territorio donde los votos nulos sumaron un 11,7%. Mantiene su fuerte presencia en los municipios de la comarca de San Sebastián, en los que gobernó hasta el año pasado. En Hernani, Usurbil, Lezo, Astigarraga y Oyarzun, Batasuna retiene una representación superior al 20%, a la vita del voto nulo. Sin embargo ha bajado la que mantenía en el Alto Deba.

Sin embargo, Batasuna tiene una presencia limitada en las capitales de los tres territorios donde llegó a alcanzar una representación municipal considerable. En San Sebastián el voto nulo llega al 7,5%, porcentaje que se reduce considerablemente en Bilbao y Vitoria, donde ronda el 3,60%.

Por su parte, Aralar, el partido escindido de Batasuna, no ha logrado atraer hacia sí los votos de los descontentos de esta formación, especialmente de los más críticos con ETA y la práctica de la violencia. Contra el pronóstico de algunas encuestas, la formación que lidera Patxi Zabaleta, no ha tenido el tirón que esperaba y se ha quedado estancada en los 38.000 votos, cifra algo superior a los casi 30.000 que logró en las elecciones forales en que se estrenó como partido.

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Sea por sus candidatos desconocidos e inexpertos o por su tímida campaña electoral, determinada por las estrecheces economicas, lo cierto es que Aralar no ha despegado ni ha respondido a la expectación que había despertado como opción alternativa a Batasuna. Si en algún momento pudo Aralar amenazar a Eusko Alkartasuna, no lo ha logrado y ésta le ha resistido muy bien.

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