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Reportaje:ELECCIONES 2004 | Andalucía

Candidatos en la intimidad

A todos los candidatos les gusta la buena mesa y un buen vino, salvo a Martínez, que se conforma con ensalada, tapas y coca-cola

¿Quiénes son esos señores que piden el voto de los ciudadanos? ¿Qué hace Teófila Martínez cuando se despoja del fular de combate? ¿Confunde las palabras Chaves en la intimidad? ¿Por qué a Diego Valderas le gusta el cuero? ¿Tiene Antonio Ortega otra pasión aparte de salir en los medios? La verdad es que en la intimidad, y según cuentan quienes les conocen, los candidatos son gente moderadamente normal. Familiares, compañeros de partido y amigos han repasado las manías y el carácter de los principales candidatos a la presidencia de la Junta de Andalucía.

Manuel Chaves UN TÍMIDO CINÉFILO

Chaves va al cine cada domingo. Le gusta el cine negro y los clásicos americanos
Teófila baila el pasodoble 'El vaporcito del puerto' y sólo bebe coca-cola y agua

Manuel (Manolo para sus amigos), Chaves tiene una pasión: el cine. Cada domingo ve una película. "Si no lo hace, explota. No puede quedarse en casa un domingo", relata un amigo de los tiempos de la tortilla. Le gusta el cine clásico americano más que el europeo, según uno de sus mejores amigos, el socialista José Antonio Griñán. Entre Bergman y Billy Wilder, se queda con Wilder. Su película favorita es Érase una vez en América, de Sergio Leone. Ve poco cine español. En su casa, acumula películas, sobre todo desde que, meses después de tenerlo en casa, descubrió que el DVD sirve para ver cine. Lee libros de política internacional y novela negra. Uno de los últimos que ha leído es El muro de hierro, del historiador israelí Avi Shalaim.

Chaves, de 59 años, pasó su infancia y adolescencia entre Ceuta, Melilla, Cádiz, Sevilla siguiendo los destinos de su padre, que era militar y con el que tuvo una relación difícil. De mayor ha vivido en Bilbao, Madrid y Sevilla. Es profesor titular de Derecho del Trabajo en la Universidad de Córdoba aunque nunca ha ejercido. Ingresó en el PSOE en 1968. En 1976, fue elegido miembro de la Ejecutiva del Partido. Fue ministro de Trabajo entre 1986 y 1990, año en que gana la presidencia de la Junta de Andalucía.

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Está casado con Antonia Iborra, licenciada en Químicas. Tienen dos hijos, nacidos en 1974 y 1979. Con ella vive en su piso de unos 100 metros cuadrados situado en una salida de Sevilla.

Le gusta el deporte. De joven jugaba al baloncesto. Ahora, y después de que una lesión le impidiera correr, acude al gimnasio y tambien nada. Le gusta comer, a veces puede ser hasta compulsivo, pero se cuida.

Chaves asegura que sabe cocinar pasta fresca, pero ningún amigo suyo la ha probado. Hace diez años dejó de fumar. Le gustan el vino y los licores. Si va a Italia vuelve con limoncelo. Su favorito es el William Pera. Cuando se suelta, baila desinhibido, aunque sus amigos dicen que es tímido.

Busca tener al menos un día a la semana alejado de la política. El domingo, según sus íntimos, no lee prensa. Es fan del Betis. Los domingos, después del cine, hay tertulia frente a unas tapas y unas cervezas por Sevilla. Sus gustos musicales van los clásicos del pop-rock: Leonard Cohen, Los Beatles, Bob Dylan y Neil Young. Canturrea, sin mucho tino, aunque con insistencia.

Le interesa la política internacional. Sus amigos están fuera del mundo de la política. Entre los políticos con los que tiene más trata, están José Antonio Griñán, Concha Gutiérrez, Felipe González o Gaspar Zarrías. Con Alfonso Guerra no se relaciona.

En privado también se trabuca, como hacen él y su guiñol. "El problema es que está hablando y ya piensa en la siguiente palabra". Le gusta su personaje de Los muñecos del guiñol y no ve mucho la televisión.

Es austero, por naturaleza y por obligación. Hace unos meses viajó a París y se alojó en un hotel de dos estrellas. No tiene toda la ropa cara que le gustaría. Aprecia un buen traje de marca.

Por encima de todo es militante del PSOE. "Es más socialista que Pablo Iglesias", según Griñán. Tanto, que le duele más una crisis interna en el partido que una derrota electoral. Griñán no aclara si se refiere a una derrota electoral de Chavez o del partido en general.

Teófila Martínez LA MUJER CON PRISA

Dicen en Cádiz que Teófila Martínez no come, ni bebe, ni fuma, ni hace otra cosa que trabajar. Y tienen razón quienes lo dicen, según su marido, Santiago Cobo. Éste asegura que su mujer va por la vida a toda velocidad. "Es muy inquieta, considera que hacer una comida relajada es perder el tiempo", asegura. Cobo relata que la candidata popular apenas come y que eso es una fuente de conflictos: "Le basta con un poco de queso y unas patatas fritas. Come mal, un bocadillo de pie y no cena".

Aurelio Sánchez, diputado del PP por Cádiz y amigo de Martínez desde hace años, afirma: "Muchas veces está en el despacho y a las tres y media, cuando alguien le recuerda que es la hora de comer, ella pregunta '¿De qué queréis las pizzas?". Es frecuente verla en un bar de Cádiz que se llama Bar terraza junto a su equipo. "Llega la última y por el camino pide un poco de lechuga y unas tapas. Luego es la primera en marcharse", según un asiduo del bar. Su marido reconoce que tanta actividad (alcaldesa y presidenta del PP andaluz) hace que llegue tarde a muchos sitios.

Martínez nació en Santander en 1948. Con 23 años, en 1971, se casó con el empresario Santiago Cobo, que también es de Santander. Ambos se conocían "desde siempre". Dos años después tuvieron su primer y único hijo. Martínez es "hija de un ferroviario", como le gusta decir, y arquitecto técnico de profesión. Entre 1978 y 1981 vivió en Venezuela, donde su marido dirigía un hotel.

A la vuelta se instalaron en El Puerto de Santa María (Cádiz). Allí tienen acciones en dos hoteles y diversos negocios. Aunque es aparejadora, nadie salvo su marido recuerda algún trabajo suyo. Cobo afirma que ejerció en Santander, Venezuela y antes de ser concejal. Su profesión la demuestra con un rotulador frente a un plano de Cádiz que tiene acristalado en su despacho. A la que puede, saca el rotulador y se pone a proyectar en el aire sobre el plano. En su despacho, rara vez hay aire acondicionado. Es muy friolera. De ahí los jerseys que luce en Cádiz aunque sea agosto al mediodía.

Su vida política comienza en 1977, cuando hace amistad con Rodrigo Rato en una cena coloquio en el Hotel Puerto Bahía, que regentaba su marido, llamada Sí a la Constitución. Ése era entonces el lema de Alianza Popular. Ése año se afilia a AP. Su amistad con Rato la mantiene hasta hoy. Éste ha sido su gran valedor político y quien propició su ascenso en el partido. Rato fue diputado por Cádiz entre 1979 y 1982 con Martínez como uno de sus únicos apoyos.

Es elegida concejal en El Puerto de Santa María en 1983. El ayuntamiento lo gobierna entonces el Partido Comunista de Andalucía. En 1985, gracias a una moción de censura conjunta del PSOE y AP, Martínez pasa a ser teniente de alcalde y concejal de Urbanismo. Así, la enemiga de cualquier pacto contra natura, el azote de los socialistas, debe su primer cargo al PSOE. Algo que ni a socialistas ni a populares interesa recordar. En 1987 es elegida diputada y en 1995 gana con mayoría absoluta la alcaldía de Cádiz, entonces compró un apartamento en Cádiz.

Cobo reconoce que la actividad frenética de Martínez le impide leer con frecuencia. "Si llega a las dos de la mañana y se levanta a las seis, no tiene tiempo. Lo intenta y siempre biene algún libro en la mesilla, pero tarda mucho". Sí devora los documentos internos del partido. Ve poca televisión y va muy poco al cine.

Pese a que a veces da una imagen de mujer crispada, un socialista ex alto cargo del ayuntamiento de Cádiz, afirma que en el trato personal es cordial y agradable. "No es tan fiero el león como lo pintan", resume su marido. No es graciosa, pero tampoco muy seca. No cuenta chistes.

Le gusta la música latina. Últimamente aburre a las ovejas con el disco Lágrimas negras, de Bebo Valdés y El Cigala. Tiene todos los discos de Carlos Cano. Alguna vez baila sevillanas, pero lo que más le gusta es bailar el pasodoble. su favorito es El vaporcito del puerto, la comparsa que Paco Alba creó en 1965. Pintaba, pero lleva años sin hacerlo. También ha abandonado los paseos por la playa, por seguridad y por exceso de trabajo. Suele llevar faldas largas. Viste de color marrón o rosa. Todo el mundo la recuerda con el pelo rubio platino y con un fular al cuello. Lista para el combate, político, claro.

Diego Valderas EL COMUNISTA ROCIERO

De Diego Valderas, dicen que es amable, cariñoso y muy trabajador. Este veterano comunista, nacido hace 47 años en Bollullos Par del Condado (Huelva), se hizo a sí mismo. Huérfano de padre y madre desde muy joven. Sin estudios superiores, trabajó en el campo, en la construcción y repartiendo butano. Montó un bar, que aún regenta su esposa, Angélica, a la que define como su gran compañera de viaje.

Alcalde de Bollullos entre 1979 y 1994, cuando pasó a ser presidente del parlamento de Andalucía. Tiene tres hijos y una nieta, Paula. En su pueblo es muy querido "Es un tipo muy amable, gran conversador. Con él en el coche no hace falta radio", asegura un compañero de muchos viajes. Valderas, que fuma demasiado, no tiene carné de conducir. Le gusta la comida de cuchara aunque no le importa usar las manos si es para coger unos langostinos de Sanlúcar. Aprecia el buen vino y le gusta cocinar. No le preocupa la ropa y más de una vez le han prestado una corbata en la puerta de un estudio de televisión.

Antonio Ortega ARROZ Y PATAPOLLO

Antonio Ortega es un político singular que no tiene empacho en hablar de forma tan coloquial que espantaría a cualquier otro político. Uno de los viejos andalucistas y amigo de muchos años, Juan Carlos Benavides, dice de él que es "un buen compañero de tertulia y de juerga.

Muy conversador y erudito en temas sorprendentes".

El propio Ortega reconoce que como se divierte es con sus amigos en una tertulia después de comer. Conoce los sitios de Andalucía donde se puede comer un buen arroz, su plato favorito junto a las sardinas. De postre, una copita de Ron Pampero con Coca-Cola. En muchos bares, la copa ha sido bautizada como Patapollo. "Patapollo es como se conoce el emblema del PA porque parece una pata de pollo, así que en algunos bares, si pides un Patapollo te ponen un Pampero con Coca-Cola", dice el propio Ortega. Fuma demasiado pese a que los médicos han intentado prohibírselo.

Nació en Linares en 1955. Entre Linares y Jaén estudió Humanidades. Ingresó en el PA en 1976. Le gusta el fútbol, y que antes acudía al campo del Linares. En octubre se casó por segunda vez. Lo hizo con Manuela Serrano, que fue su secretaria en la consejería de relaciones Institucionales. Tienen una hija. Su esposa está embarazada de nuevo. Le gusta hacer chapuzas caseras con éxito dispar. Lee novela histórica.

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