Kerry y Bush arrancan empatados una larga y dura campaña en EE UU
Oleada de críticas por el uso de imágenes del 11-S en la publicidad electoral del presidente
La tormenta de críticas desatada tras los primeros anuncios en televisión de George W. Bush, en los que se utilizan imágenes de los atentados del 11-S para hacer apología de la firmeza del presidente, da una idea de lo violenta que va ser la campaña por la Casa Blanca en los próximos ocho meses. Según la última encuesta de intenciones de voto, realizada por encargo de la agencia Associated Press, Bush está en el 46%, y su rival demócrata, John Kerry, en el 45%. Lo preocupante para este último es que el candidato ecologista Ralph Nader puede arañarle votos vitales.
El sondeo es -como todos a estas alturas- prematuro, pero tiene dos puntos de interés. Es el primero que se hace después de la retirada del demócrata John Edwards del pasado miércoles, es decir, el primero en el que se contempla a John Kerry como el candidato que definitivamente estará en las papeletas electorales demócratas del próximo 2 de noviembre. Y es también la primera encuesta en la que Nader aparece en el radar de los electores, y el 6% de intención de voto que se le atribuye es una mala noticia para Kerry.
Aunque Nader puede recibir respaldos de otros votantes, su incidencia es mayor entre los demócratas. Muchos no le perdonan aún que se presentara en las elecciones de 2000; sólo consiguió el 2,9% de los votos, pero en Estados como New Hampshire y Florida, en los que Bush ganó por un puñado de sufragios, fue suficiente para la derrota del demócrata Al Gore, igual que la presencia del populista Ross Perot en 1992 fue determinante en la derrota de Bush padre.
Dada la polarización del electorado en esta ocasión, se cree que el efecto de Nader va a ser menor -aunque los jóvenes y los votantes independientes son sensibles a su mensaje-, pero, por el momento, todo indica -y de ahí el empate entre el presidente y el aspirante demócrata- que los seis u ocho puntos de ventaja que Kerry tenía sobre Bush en las últimas semanas se han difuminado con la entrada de Nader. No es que Bush haya conseguido más apoyo: su índice de aprobación está en el 48%, contra el 49% que le censura su trabajo, y seis de cada diez estadounidenses creen que el país está en mal camino; es que Kerry ha descendido en el sondeo, precisamente cuando debería ocurrir lo contrario, después de haber barrido en el supermartes, de demostrar que el Partido Demócrata está unido detrás de él y de tener ya las manos libres para hacer campaña contra Bush y recoger fondos.
Para mantener encendida la caldera, Kerry -que ayer empezó su recorrido por el sur para las primarias del martes en Luisiana, Tejas, Misisipí y Florida- necesita recaudar mucho más dinero del que tiene: consiguió 25 millones para las primarias, que están prácticamente agotados. Y según el último recuento, Bush ha superado los 150 millones de dólares. La campaña de Kerry se ha marcado el objetivo de recoger 100 millones.
Críticas de los bomberos
Buena parte del dinero de las campañas se gasta en televisión. Ayer todavía no se había disipado la bronca creada por los anuncios en los que figuran imágenes del 11-S para reforzar el mensaje "Bush: liderazgo firme para tiempos de cambio". En una conferencia de prensa en Nueva York, Tom Ryan dijo: "Como bombero que pasó meses en la zona cero, encuentro profundamente ofensivo que la campaña de Bush use estas imágenes para capitalizar la mayor tragedia de la historia de EE UU".
Para el editorial de The New York Times, "es inevitable que los atentados estén presentes en la campaña electoral", pero el hecho de que los primeros anuncios de Bush hayan recurrido a esas imágenes indica que "se ha perdido el sentido de unidad nacional que tuvieron aquellos días". Para el diario, "cualquier candidato que intente aprovecharse de esas emociones merece ser castigado por el electorado". Por su parte, el tabloide Daily News titula: 'Aprovechar la tragedia', con una foto de los bomberos rescatando la bandera en las Torres Gemelas.
La oleada de críticas -aunque también hay respaldo por parte de familias de víctimas o de bomberos- ha pillado por sorpresa a los republicanos. El portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan, justificó los anuncios diciendo que el 11-S afecta toda la política en EE UU y que "el firme liderazgo del presidente es vital en la conducción de la guerra contra el terrorismo". Pero los estrategas de Bush no contaban con estar a la defensiva nada más lanzar la primera tanda de anuncios televisivos que, de todas formas, aseguraron ayer, no van a retirar ni a modificar.
Lo que en todo caso anticipa la polémica es el nivel de enfrentamiento que va a tener esta campaña y la voluntad de pelea que hay en ambos partidos. Y lo más fuerte está por llegar: como señala Walter Shapire en USAToday, estos anuncios no son nada al lado de lo que habrá en los próximos meses: "Comparados con los insultos que probablemente emanarán de las dos campañas, estamos aún en el territorio de los guiños".
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