Promesas electorales

Decidido a definir un nuevo norte hacia el que dirigir su partido, errático desde hace casi una década, José Luis Rodríguez Zapatero ha dado en organizar consejos de sabios con la misión de dar sustancia a su proyecto político trazando las líneas maestras de su gestión de gobierno, y fijando los objetivos que guiarán la transformación política, social y económica que pretende acometer si accede al poder.La iniciativa es plausible y esperanzadora.

Uno de estos consejos ha sido convocado con la tarea específica de diseñar un modelo de televisión pública que permita la independencia de la entidad, sustrayéndola del control gubernamental. Supusimos, de entrada, que la propuesta respondía a una intención honesta. Y estábamos tan campantes en nuestra feliz expectativa cuando entra en escena Chaves.

Desde la Presidencia del Gobierno autónomo andaluz, él está en disposición de hacer suyos los dictámenes de dicho consejo aplicándolos a la RTVA, a la que buena falta le hace porque, si la radiotelevisión pública nacional se empobrece a marchas forzadas y sus informativos sólo difieren del No-Do en el colorido y la fanfarria de cabecera, Canal Sur es por un lado un escaparate donde se exponen vistosamente las elevadas virtudes de nuestros gobernantes y lo acertado de su gestión y, por otro, una continua y alborozada celebración de la Andalucía cañí. Instado por su líder a secundarlo con un ejemplo que daría enjundia a sus promesas, Chaves replicó que bueno, que según y cómo y que ya veríamos, que más adelante tal vez...

Esta actitud sólo se explica si consideramos que aquí el PSOE permanece apelmazado en el poder, previsiblemente seguirá estándolo, y no necesita recurrir a promesas electorales peregrinas que supongan perder el dominio de una herramienta tan útil y poderosa como un medio de comunicación audiovisual. La inferencia es automática e inmediata: se trata, una vez más, de un simple señuelo para ganar votos bajo el que no subyace voluntad de plasmación efectiva.