Al filo de la ciencia
Los impresionantes avances científicos de los últimos años han logrado quizá que muchos reflexionemos sobre adónde se dirige la ciencia, y hacia dónde nos lleva. Son menos, sin embargo, los que se detienen a reflexionar acerca de por qué se investiga un tema determinado en lugar de otro. Por ejemplo, ¿por qué se dedica más esfuerzo a investigar el espacio exterior que el fondo marino?
La investigación científica cuesta dinero y puede considerarse, como en efecto así es, una inversión de futuro. Así como invertimos nuestro dinero, si lo tenemos, allá donde creemos que recibiremos mayores beneficios con menores riesgos, lo mismo sucede en el caso de la investigación científica. Ésta es la base para tomar decisiones sobre prioridades de investigación en nuestros días. En este caso, el beneficio se mide de dos maneras: nuevo conocimiento y nuevas tecnologías basadas en ese conocimiento. Por supuesto, si a uno le sorprende una desgracia, dedicará parte de sus recursos a paliarla, y no invertirá ese dinero en la bolsa, o en el banco. Igual sucede con la investigación científica, que también dedica recursos, por ejemplo, a resolver problemas inmediatos de salud pública o a prevenir potenciales problemas futuros. Así, la aparición del sida ha movilizado muchos recursos para intentar comprender sus causas y curar esta enfermedad.
El NEST se revela como ese programa visionario que muchos estaban esperando
¿Por qué se dedica más esfuerzo a investigar el espacio exterior que el fondo marino?
Desde hace dos décadas, la Comisión Europea, en particular la Dirección General de Investigación, ha tratado de vertebrar y coordinar la investigación en Europa. Esta vertebración se lleva actualmente a cabo mediante el establecimiento del Área Europea de Investigación, una iniciativa del comisario de Investigación, Philippe Busquin, y dentro de la cual opera el Programa Marco de Investigación. Este programa recoge las decisiones políticas de la Unión Europea sobre el tipo de investigación, básica o aplicada, y en qué temas debe efectuarse la misma.
Estructurar y alcanzar un consenso sobre las prioridades de investigación europeas tiene sus ventajas, entre otras racionalizar el empleo de los recursos, evitar su dispersión y la duplicación de esfuerzos, y minimizar riesgos a la hora de apostar por determinados temas de investigación, supuestamente ganadores. Sin embargo, el establecimiento de prioridades tiene también sus desventajas, ya que ellas normalmente no recogen avenidas insospechadas de investigación que podrían, de ser exploradas adecuadamente, conducirnos a importantes avances científicos y tecnológicos. Al mismo tiempo, proyectos visionarios y muy aventureros serían difícilmente financiados dentro de su seno, por el riesgo que conllevan.
Por esta razón, la comisión ha puesto en marcha el programa de Ciencia y Tecnología Nuevas y Emergentes (New and Emerging Science and Technology, NEST). Una iniciativa para financiar proyectos de investigación visionarios -en áreas no recogidas en el Sexto Programa Marco, vigente en la actualidad-, o que impliquen la interacción y coordinación de varias disciplinas científicas distintas.
En una primera convocatoria, la comisión incentivó a la comunidad científica a que propusiera proyectos de investigación arriesgados, aquéllos que los científicos rara vez se atreven a presentar en sociedad. Se han financiado ya varios proyectos de este tipo. Por ejemplo, uno que propone elaborar un nuevo instrumento de diagnóstico médico basado en el análisis en tiempo real, mediante láser, de los compuestos volátiles presentes en nuestro aliento. Este nuevo instrumento podría ayudar al diagnóstico de importantes enfermedades, como el cáncer de colon, sin necesidad de someter a los pacientes a pruebas incómodas o dolorosas. Por supuesto, la idea podría no ser factible, pero de serlo supondría una importante mejora en la calidad de vida de los pacientes, así como en la facilidad, sensibilidad y exactitud de los procedimientos diagnósticos.
En su nueva convocatoria de proyectos NEST, aún abierta hasta mediados de abril, la comisión sigue animando a la comunidad científica a que proponga sus proyectos visionarios. Pero, además, el NEST ha puesto en marcha la iniciativa Pathfinder, enfocada a cuestiones específicas, de alta importancia científica o tecnológica, bajo los epígrafes Biología sintética, Abordando la complejidad en la ciencia y Qué significa ser humano.
La iniciativa en Biología sintética pretende afianzar el desarrollo de esta incipiente disciplina en Europa. La biología sintética es una nueva área científica, con objetivos a largo término, que aplica el conocimiento ya adquirido sobre los sistemas biológicos y los principios de ingeniería desarrollados en otras disciplinas para diseñar nuevos sistemas biológicos con capacidades no encontradas en la naturaleza, pero útiles desde le punto de vista tecnológico y económico. Por ejemplo, el diseño de un sistema biológico artificial para producir hidrógeno en gran cantidad a partir de agua y de energía solar tendría un interés económico considerable.
El tema Abordando la complejidad en ciencia no trata de estudiar la complejidad de la ciencia, sino aplicar la ciencia de la complejidad. La complejidad es un área científica que estudia los sistemas compuestos por muchos elementos individuales de cuya interacción surgen propiedades nuevas. Un ejemplo lo tenemos en el sistema nervioso. Una neurona no piensa, o no comprende lo que se le dice; pero un sistema de neuronas organizado en un cerebro humano sí. ¿Cuáles son las reglas de organización de estos sistemas complejos que permitirían el diseño de nuevos sistemas con propiedades únicas de nuestro interés? ¿Qué problemas científicos o tecnológicos pueden resolverse mediante una mejor comprensión o aplicación de sistemas complejos? La iniciativa pretende avanzar de manera decidida en la consecución de estos objetivos.
El último campo que Pathfinder pretende investigar versa sobre nuestras propias particularidades. ¿Qué significa ser humano? ¿Qué es lo que a pesar de ser tan similares en muchos aspectos, nos hace diferentes de los animales y nos confiere propiedades aparentemente únicas? Se trata aquí de avanzar en el conocimiento de los procesos cognitivos, integrando avances efectuados en varias disciplinas, como biología molecular, neurología, psicología y ciencias socioculturales, entre otras, para alcanzar así una visión integral del cerebro humano, que nos capacite para una mayor comprensión de nosotros mismos, y nos ayude a organizarnos de manera más adecuada a nuestras capacidades y naturaleza.
Estas tres iniciativas no son tan diferentes, sin embargo, como parece a primera vista. Los avances efectuados en complejidad, por ejemplo, bien podrían ayudar en el futuro a diseñar mejores sistemas biológicos artificiales o a comprender mejor nuestra naturaleza o los sistemas sociales y organizaciones puestos en marcha por las sociedades humanas. Se trata pues, verdaderamente, de tres aspectos de una iniciativa única, con el objetivo de hacer avanzar con decisión el conocimiento y las tecnologías que posibiliten un mejor mundo en el futuro.
El NEST se revela como ese programa visionario que muchos estaban esperando. Si el tema le interesa, puede encontrar más información, en inglés, en la página web www.cordis.lu/nest/home.html. Esperemos que el NEST con la colaboración de los científicos más aventureros, ayude a convertir en realidad lo que hoy no es sino ciencia ficción.
Jorge Laborda es profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha y experto nacional en la Comisión Europea.
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