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ETA IRRUMPE EN LA CAMPAÑA ELECTORAL

Sin infraestructura en la comunidad

Jorge A. Rodríguez

ETA carece de infraestructura en Cataluña desde 2001 y, a tenor de su documentación interna, había descartado reconstituirla, según informaron ayer fuentes de la lucha antiterrorista. Después de la tregua etarra de 1998 a 1999, la banda logró en dos ocasiones establecer una estructura estable en Cataluña, pero vio cómo un trabajo de años para lograr enlaces, pisos y apoyo se desvanecía en sendas operaciones antiterroristas, sobre todo tras la captura de Fernando García Jodrá, el etarra sobre el que había pivotado todo ese trabajo.

Las fuentes consultadas aseguran que ETA ha concentrado esfuerzos en penetrar en Madrid y que ha descartado Cataluña, el territorio en el que había perpetrado dos de sus mayores matanzas: el atentado contra el Hipercor de Barcelona (1987) y contra el cuartel de la Guardia Civil de Vic (1991).

En realidad, ETA sufrió en Cataluña dos golpes sucesivos que, visto lo visto, le quitaron las ganas de regresar. El primero fue casual: dos guardias urbanos de Barcelona detuvieron el 11 de enero de 2001 a José Ignacio Krutxaga (que portaba la pistola con la que fue asesinado Ernest Lluch, ex ministro socialista) y Liarni Armendariz, quienes realizaron movimientos sospechosos con el Renault 19 cargado de explosivos con el que iban a atentar contra el periodista Luis del Olmo. Éste se había convertido para García Jodrá en una "obsesión personal", según confesó.

Esta operación permitió hallar dos pisos en Barcelona y descubrir a una red de colaboradores, entre los que se incluía Diego Sánchez Burría, hijo de un comisario del Cuerpo Nacional de Policía. Pero García Jodrá logró escapar y, con él quedó a salvo parte de la infraestructura y la red de apoyo.

García Jodrá regresó pocos meses después a Barcelona, con un listado de 200 objetivos y con el encargo inmediato de asesinar a cuatro políticos del PP. El terrorista se trajo consigo las declaraciones judiciales de sus compañeros detenidos en enero, de forma que podía saber con qué infraestructura y colaboradores contaba y, además, tenía la posibilidad de exculparse al ser detenido. Y eso ocurrió el 24 de agosto de 2001: fueron detenidos él y sus dos compañeros de comando, se localizaron cuatro pisos, 275 kilos de dinamita, armamento, documentación y, sobre todo, cayeron en los siguientes días una veintena de colaboradores y personas que les habían prestado apoyo, muchos de ellos procedentes del movimiento okupa.

Desde entonces, ETA no ha hecho nada en Cataluña. La banda había desistido de recomponer las infraestructura en esa comunidad, según los servicios antiterroristas, entre otros motivos porque, en caso de pretender un atentado en dicho territorio, le resultaba más fácil utilizar un comando itinerante que dejara una carga explosiva y escapase. Así lo había hecho el 17 de marzo de 2001, antes del regreso de García Jodrá: un coche bomba traído desde Francia mató al mosso d'Esquadra Santos Santamaría Avedaño en Roses (Girona).

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Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

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