El día que Denilson fue decisivo

Al fútbol juegan más cosas que los futbolistas. Entre otras, la suerte y la psicología, los motivos por los que el Betis se impuso al Zaragoza. En el campo de la fortuna se puede incluir casi todo a favor de los verdiblancos. En el de la psicología: a Denilson.

El brasileño salió ayer al campo como acostumbra desde hace meses. Incapaz de irse, ni de su marcador, ni de las expectativas que siempre levanta su presencia en un terreno de juego. Bajo de forma, se enfrentaba de nuevo a un camino de zarzas y piedras. Además, el Zaragoza iba por delante casi desde el pitido inicial y jugando mucho mejor que el Betis. Pero en una carrera de tantas, la camisa de resignación y tristeza se le quedó prendida de una espina y le brilló una nueva piel de héroe. Tiró con la izquierda. Mal. Le rebotó el balón y, durante unos segundos eternos, no supo qué hacer. Tiró casi por obligación, con la derecha y marcó por la escuadra. Unos minutos después, ya envalentonado, se merendó a su marcador y le puso el gol en bandeja al siempre presente Alfonso. Denilson se volvió decisivo, por primera vez y cuando nadie lo esperaba.

Víctor Muñoz reforzó las bandas tras el descanso, incapaz de creerse que su equipo hubiera desaprovechado la peor primera mitad del Betis en este curso. Pero el Zaragoza pareció un equipo a medio hacer. Buen trabajo con las líneas juntas, regular rendimiento de los fichajes de invierno, aún por ubicarse del todo, y nula capacidad más allá de la línea de tres cuartos.