"La única solución para una relación de maltrato es la ruptura"
Mónica Ibáñez González (Eibar, 1976) recogió el pasado 29 de enero de manos del lehendakari, Juan José Ibarretxe, el Premio Realidad Social Vasca, por su tesis Violencia doméstica en Euskadi: malos tratos a la mujer, que se centra en el estudio de tres aspectos: los malos tratos domésticos a las mujeres, el proceso de ruptura con la relación de maltrato y la situación posterior. Ibáñez ha invertido casi cuatro años de trabajo en esta investigación para la que ha entrevistado a 25 mujeres vascas víctimas de malos tratos.
Pregunta. Ha conseguido hablar con un gran número de mujeres víctimas de maltrato.
Respuesta. Sí. Y todas son de Bilbao y alrededores.
P. ¿Qué dificultades ha encontrado?
"El maltrato a las mujeres no es un tema de mujeres, sino de hombres y mujeres "
R. La principal es llegar a ellas. Los servicios sociales y demás son bastante reticentes a ponerte en contacto con ellas. Las 25 mujeres pertenecían a todas las clases sociales y su franja de edad iba desde los 22 a los 71 años.
P. A la hora de hablar de lo que han vivido, ¿cómo reaccionaron estas mujeres?
R. Es sorprendente porque acababan dándote las gracias por haberlas escuchado, porque sentían que se habían desahogado.
P. ¿Le ha sorprendido lo que le han contado o era lo que se esperaba?
R. Por mucho que te esperes, al final las historias que te está contando una mujer, y además en primera persona, siempre te impresionan. No hay manera de escapar del nudo en el estómago.
P. ¿Por qué se planteó un trabajo de investigación sobre este asunto?
R. Siempre tuve muy claro que si algún día hacía una tesis iba a ser sobre este tema. Me parece un problema social de primer orden. Además, como razón personal, siempre me ha sorprendido que en un entorno como el familiar, que se supone que está dedicado al afecto, al amor, la comprensión, puedan surgir conductas violentas. Y, por último, impulsada por la falta de rigor científico en este tema. Todo el mundo habla de ello, todo el mundo opina, pero no hay estudios científicos. Hasta hace poco nadie se planteaba investigar sobre malos tratos.
P. ¿A qué cree que se debe esa situación?
R. Se considera como un tema secundario, tema de mujer. Ésa es una de las cosas que hay que superar. El maltrato a las mujeres no es un tema de mujeres, sino de hombres y mujeres. Nos afecta a todos. En el master en Intervención en Violencia contra las Mujeres que coordino en la Universidad de Deusto hay 25 alumnas matriculadas y sólo un alumno. Eso es significativo.
P. Ha investigado qué pasa después de la ruptura con el maltratador.
R. Por un lado, está la dificultad de llegar al momento de romper. La hipótesis implícita en mi trabajo es que la única solución para una relación de maltrato es la ruptura.
P. ¿Y después?
R. Viene otro proceso muy lento, muy difícil y muy doloroso. En él, la mujer requiere todo tipo de ayuda, empieza a tener consciencia del ciclo por el que ha pasado, el de la violencia doméstica, gracias a la ayuda psicológica, y se va reconociendo. Es un trabajo de reconstrucción y de recuperación de la autonomía de su vida.
P. ¿Cómo es posible que una mujer se deje destruir de esa manera?
R. Por la dependencia brutal emocional que tienen. Siempre que pensamos en la violencia doméstica, pensamos en el golpe, en el maltrato físico, pero para cuando eso llega, la víctima ya está muy minada, no tiene autoestima y es muy dependiente del maltratador. Para cuando llega el golpe ha habido una serie de detalles, a veces muy sutiles, de los que la víctima no es consciente.
P. ¿Hay alguna señal que alerte?
R. Es muy difícil de precisar. No hay una concreta, varían. Donde está la verdadera solución del problema es en la educación, en la igualdad de géneros, que los hombres sepan cuándo pueden estar agrediendo a una mujer y que nosotras sepamos desde cuándo se nos está empezando a minar.
P. ¿Hay que cambiar el concepto de pareja?
R. A las mujeres se nos ha educado con la idea del amor romántico, de que lo que hay que esperar en la vida es encontrar a la pareja, y tenemos que intentar satisfacer a esa pareja. Y hay que acabar con eso. Una pareja son dos personas, un hombre y una mujer, que se tienen que acoplar tanto la una al otro, como el uno a la otra. Pero tampoco pasa nada si no se tiene pareja.
P. Pues parece que esa solución va para largo.
R. Pues sí. Porque la base de todo esto está en la discriminación de la mujer. De cara a la prevención del problema hay que empezar con la igualdad de sexos desde muy pequeños. Y no sólo en el aula, sino también en el patio, el comedor,... En todos los espacios.
P. A los padres también hay que educarlos en igualdad.
R. Hemos mamado tanto unos determinados valores y actitudes que forman parte del esquema patriarcal en el que hemos vivido y aún vivimos, que tenemos que ir descontaminándonos. Primero tenemos que ser conscientes de ello, porque muchas veces no lo somos.
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