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La pareja 'heavy' del Athletic

Del Horno, que renovó ayer su contrato, y Yeste, un nuevo estilo en el club bilbaíno

Asier del Horno, defensa izquierdo del Athletic, renovó ayer su contrato por tres temporadas más y con una cláusula de rescisión de 20 millones de euros. En principio, normal... si no fuera porque la polémica le rodea con un círculo tan estrecho que le ha granjeado no pocas enemistades.

Y es que Del Horno ha renovado tras una negociación conflictiva, llena de rupturas y bailes de cifras, que sucedía a una situación anterior más conflictiva aún tras una supuesta noche de excesos que acabó con un expediente, junto a su buen amigo Fran Yeste, y el despido del utillero del club, que, junto a otros jugadores, participó en la fiesta.

Todo lo anterior se zanjó con dos partidos en la nevera, una supuesta multa y un plante de silencio de ambos jugadores con los medios de comunicación locales. Es decir, en una situación de desencuentro por cuanto ambos eran reincidentes en las sospechas ambientales y en los expedientes internos. Sin embargo, son los llamados a abanderar, por calidad y cualidades, el nuevo proyecto de Ernesto Valverde, el técnico.

Del Horno es un futbolista llamado a destacar por sus cualidades: un físico portentoso que le permite rasurar la hierba de su banda cuantas veces se lo proponga, aunque en ocasiones ha flaqueado en exceso, lo que el público ha interpretado como un descontrol en su preparación.

Yeste es el ejemplo clásico de la calidad emparentada a la anarquía: una zurda encaminada a encandilar al más exigente y una actitud decidida a enajenar al más creyente.

Se quiera reconocer o no, son dos tipos raros. Íntimos amigos, encargados de la misma banda, con un punto heavy que tanto extraña en un club tan tradicional como el Athletic. Ambos lo han pasado mal. Del Horno fue insufriblemente pitado cuando debutó en el Athletic y Yeste, por exceso de expectativas, ha asumido feroces críticas de San Mamés, un estadio que sigue rindiendo un culto sacro al jugador que porta el número 10.

Ni uno ni otro son la quintaesencia de las características del club. No son ni discretos ni constantes, pero ambos son dos buenos futbolistas. A Del Horno lo persiguió el Barcelona en su época juvenil como el lateral del futuro y el Athletic tuvo que hacer un esfuerzo de convicción y reglamentación para retenerlo. Yeste, su gran amigo, siempre estuvo llamado a ser el protagonista a pesar del aspecto indolente o cansino que acompaña a los zurdos clásicos.

Del Horno se revolvió contra la situación amenazando con su salida del equipo -según su representante, tenía muchas ofertas mejores a la del Athletic- y Yeste, con contrato en vigor, respondió con un atentado al clasicismo de San Mamés: una cresta de mohicano que hizo tambalearse el arco del estadio. Pero lo cierto es que ahora se habla de la renovación de Del Horno y del peinado de Yeste en vez de hacerlo de su expediente informativo o de su actitud.

Del Horno, buen pelotari y natural de Gallarta, localidad minera de la margen izquierda vizcaína, es el segundo gran jugador de esa zona, tras Manolo Sarabia, otro futbolista con final conflictivo en el Athletic. Yeste acumula el peso del 10, un número sagrado que no admite sacrilegios, como pueden testificar futbolistas como Txetxu Rojo, Garitano, Ayúcar y compañía.

Probablemente, ambos son la expresión de la nueva generación rojiblanca, la que más chirría con el clasicismo del club. Tanto que en Bilbao se ha abierto un debate sobre la cresta de Yeste que sólo podrá resolver con goles y litros de sudor.

Los jugadores del Athletic Yeste (izquierda) y Del Horno.
Los jugadores del Athletic Yeste (izquierda) y Del Horno.F. D. ALDAMA / AS

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