'Salomé', en noche de luna llena

En los seis últimos años la Ópera de Stuttgart ha sido distinguida en cuatro ocasiones (1998, 1999, 2000, 2002) como el mejor teatro de ópera en Alemania según las encuestas de la revista Opernwelt. No ha sido ninguna sorpresa. El enfoque artístico de la Ópera de Stuttgart es, en efecto, uno de los más imaginativos y sorprendentes del entorno centroeuropeo (en el canal clásico de TVE se puede ver este mes La valquiria del controvertido y apasionante Anillo del Nibelungo con cuatro directores escénicos diferentes). En el Festival de Canarias han interpretado Salomé, de Richard Strauss, en versión de concierto, anteayer en Tenerife (mañana se repite en Las Palmas de Gran Canaria). Ha sido suficiente para comprobar la extraordinaria calidad artística de la orquesta y el criterio lúcido de su director, Lothar Zagrosek, titular musical desde 1997.

Apunta Jerónimo Saavedra en sus didácticas notas al programa de mano que "las bellezas vocales e instrumentales de la partitura de Salomé figuran entre las páginas más gloriosas de Strauss. La luna llena en el exterior era un indicador premonitorio de que algo especial iba a pasar en el interior del auditorio. Y pasó, efectivamente, gracias a una respuesta orquestal sólida, brillante, equilibrada entre las diferentes secciones y llena de pinceladas individuales sugerentes. La tensión teatral de las cuerdas, la contundencia expresiva de la percusión o la seguridad vibrante de los vientos eran administradas por Zagrosek para ofrecer una lectura transparente y poética, voluptuosa e inquietante. Sin falsos efectismos, con la intensidad del drama en primer plano.

El cosmopolita reparto vocal no alcanzó los mismos niveles artísticos, aunque se mostrase en todo momento con una más que estimable corrección. El público reaccionó con entusiasmo. La decoración floral en los centros y jarrones del escenario fue de un gusto extraordinario. El éxito rotundo incluye también este tipo de pequeños detalles.