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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Benvenuto Revelli, escritor, héroe en dos guerras y bajo dos banderas

Enric González

Benvenuto Revelli (1919-2004), conocido como Nuto, fue un héroe en dos guerras y bajo dos banderas. Después produjo una valiosa y abundante obra literaria, pero no dejó de considerarse soldado, en primer lugar, y campesino. Su estatura moral era impresionante; quizá por eso vivió sus últimos años en la discreción y la distancia de su pueblo natal, Langa, en los Alpes piamonteses.

Deploraba la Italia actual, deploraba el revisionismo que rescataba al fascismo del vertedero de la historia y condenaba, en cambio, a los partisanos que combatieron contra la ocupación nazi, y deploraba profundamente que Silvio Berlusconi rigiera el destino de su país. Revelli hizo la carrera militar y se alistó en uno de los batallones que Benito Mussolini envió a la Unión Soviética, como apoyo de las divisiones alemanas.

Cuando partió de Italia era, según sus propias palabras, "un jerarquilla fascista", un joven oficial dispuesto a darlo todo por el Duce y por los aliados nazis. Los combates en la estepa nevada, la derrota y el retorno amargo cambiaron sus ideas. En las trincheras rusas, donde ganó entre sus hombres fama de oficial duro, valiente y generoso, descubrió la iniquidad de sus jefes, de la monarquía y de Mussolini. Cuando el Batallón Tirano, al que pertenecía, emprendió el regreso, en 1943, recogió un par de fusiles rusos del campo de batalla con la idea de sumarse a la Resistencia de los partisanos en cuanto llegase al Piamonte.

Ya como partisano, bajo la bandera de la Italia libre, se desempeñó con arrojo extraordinario. En una y otra guerra, sus compañeros le recordaban con un cuaderno siempre a punto; cualquier pausa era buena para preguntar a otros soldados y recoger sus testimonios, sus miedos o, en algunos casos, sus últimas palabras. Al término de la contienda fue integrado en el Ejército italiano como el mayor más joven, con dos heridas de guerra y tres medallas de plata al valor.

Su primer libro, Nunca tarde (1946), fue un diario de la campaña rusa. El gran éxito le llegó en 1962 con La guerra de los pobres, otro diario, en esta ocasión de un partisano. Desde entonces, sus obras, de estilo directo y honestísimo, se centraron en el ambiente de los campesinos montañeses de su región natal y en una idea básica: los pobres estaban condenados a combatir o trabajar la tierra, y su destino era la derrota inexorable. La guerra y la miseria constituían la herencia de los desheredados.

Enviudó en 1999. Murió el pasado miércoles en su pueblo natal y en su casa de siempre. Los doctorados honoris causa y los reconocimientos no le cambiaron. Su último libro, El cura justo (1998), fue quizá su obra más esperanzada. Su cortejo fúnebre desfiló por delante del monumento local a la Resistencia.-

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