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CONSUMO

Los consumidores europeos reclaman un solo cargador para todos los teléfonos móviles

ANEC exige estándares comunes para crear un único cargador y una clavija, que valga en todos los países y para todos los aparatos - El organismo se queja del mal diseño de los teléfonos, que dificulta su uso a muchas personas

Si la tecnología facilita nuestras vidas, ¿por qué en las casas hay más cargadores que teléfonos? ¿De qué sirve un móvil de 100 gramos si el cargador pesa medio kilo? ¿Cómo es posible que ni siquiera un mismo fabricante tenga el mismo cargador para todos sus modelos? ¿Hasta cuándo, en definitiva, la industria desatenderá las lógicas del consumidor?

Hay signos de esperanza: la Asociación Europea de Consumidores para la Normalización (ANEC) trabaja para conseguir un estándar común e internacional para las clavijas de los cargadores de los teléfonos móviles.

Es el primer paso hacia la simplificación de la vida moderna, algo que tenía que solucionar la tecnología y que bien por motivos legales o económicos no lo hace. Cada vez que alguien compra un teléfono móvil sale de la tienda también con medio kilo de cargador, que acumulará con los que ya tiene en casa.

En España, de las 100 toneladas de teléfonos móviles que se han reciclado con la campaña Tragamóvil, el 40% corresponde a cargadores.

Exigencia legal

Sin duda, es un buen negocio para los fabricantes, pero no son los únicos responsables. Entre la abundante legislación española sobre telecomunicaciones, en uno de sus decretos se exige que la venta del aparato tecnológico incluya los accesorios esenciales, como la batería y el cargador, sin los que el artilugio en cuestión no funciona.

El consumidor, aunque no cambie de marca, se puede encontrar con que el nuevo aparato necesita otro cargador. Por ejemplo, Motorola. Para los 11 modelos que tiene en el mercado existen tres tipos de cargadores distintos.

Este problema va más allá de los teléfonos, un problema que afecta a los más de 37 millones de españoles que tienen un móvil. A esta montaña de aparatos redundantes se suman los de otros artilugios también portátiles, como los discman. En la mayoría de los casos se da la paradoja de que el instrumento auxiliar pesa más que el principal: el cargador más que el aparato.

Tampoco es sólo un problema de despilfarro o incomodidad. Muchos de estos cargadores están tan mal diseñados que dificultan su uso por parte de las personas mayores y otras con defectos visuales, según destaca el organización de consumidores europeos ANEC.

Si hace 10 años Nicholas Negroponte, director del Massachusetts Institute of Technology (MIT), se asombraba de que cuando viajaba a Europa tenía que hacerlo con un puñado de enchufes eléctricos para conectar su afeitadora, hoy con la llegada de la tecnología digital, la situación no ha mejorado. En su equipaje, Negroponte debe añadir a los enchufes eléctricos, el cargador de su teléfono, el cargador de su reproductor de DVD, el cargador de su portátil, el cargador de su agenda electrónica, el de su cámara digital... y, si le cabe, una muda limpia.

Cortina de cargadores.
Cortina de cargadores.ANTONIO ESPEJO

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