La promoción de los regionalistas a puestos de salida crea malestar
Las candidaturas del PP por la circunscripción de Valencia son las que presentan, probablemente, la mayor novedad. La inclusión de María Ángeles Ramón-Llin -ex vicepresidenta de Unión Valenciana hasta la campaña electoral autonómica de 1999- en el puesto número tres de la lista al Congreso, y de José María Chiquillo -ex presidente de Unión Valenciana hasta las autonómicas de 2003- en el número dos de la lista al Senado por detrás del popular Pedro Agramunt, no han recibido el aplauso unánime de la militancia del PP.
La inclusión de Chiquillo en la lista al Senado supone, en la práctica, la reabsorción de los regionalistas escindidos de la antigua Alianza Popular en la década de los ochenta y la consumación de uno de los objetivos políticos de Eduardo Zaplana tras ser nombrado presidente de la Generalitat en 1995.
Sin embargo, el fichaje de Chiquillo -que visualiza la absorción ante el electorado ya que Unión Valenciana renuncia a presentar candidaturas propias- y la potenciación de María Ángeles Ramón-Llin -que deja su escaño en las Cortes Valencianas para acompañar a Zaplana en Madrid- han generado malestar en las filas del PP. Fuentes del partido reconocieron que una parte de la militancia no ha entendido que se incluyese a los regionalistas en destacados puestos de salida en detrimento de cargos del PP, especialmente en un momento en el que se daba a Unión Valenciana por amortizada y no era necesario pagar un precio que consideran elevado.
El malestar era especialmente manifiesto en algunos municipios donde los populares se han tenido que enfrentar a las descalificaciones de los regionalistas de manera sistemática. La promoción de ex dirigentes de UV se ha centrado básicamente en la circunscripción de Valencia, donde uno de sus ex líderes, Fernando Giner, actual presidente de la Diputación, se ha convertido en uno de los hombres más fieles de Zaplana.
