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Crítica:'CASI PERFECTOS' | ANTENA 3
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Oda a la corrección

Casi perfectos es la telecomedia familiar con la que Emilio Aragón regresa a la ficción televisiva. El espectador tarda un poco en acostumbrarse, quizá porque su presencia en Javier y El club de la comedia es demasiado reciente para percibirlo como un auténtico regreso. Pasada esta primera fase, se confirma que Aragón no cambia, lo cual no tiene porqué ser un defecto. Pepe Isbert tampoco cambiaba y era una delicia. Da lo mismo que interprete a un desastrado y noctámbulo treintañero, a un médico viudo e hiperactivo o, como en este caso, a un tramposo vendedor de coches, padre de familia e inquilino de uno de esos domicilios que, por lo concurrido, parecen el vestíbulo de una estación de tren.

Él nunca se aleja de una corrección a prueba de bombas. El modelo de relaciones que retrata Casi perfectos recuerda las del anuncio de Nescafé (con ese hombre que despotrica de la suegra mientras ella lee el periódico en el comedor) o esa familia cuyos miembros, en la intimidad, se burlan de los demás monologando sobre las ventajas de abonarse a Digital +. O sea: tribus contemporáneas sometidas al estrés.

Como novedad, aparece un hermano que es la caricatura, no tan exagerada, de un xenófobo que, si viviera en Francia, votaría a Le Pen. Así como en otras ocasiones Aragón representaba los valores más sólidos y clásicos de la bondad, aquí explota su lado cómico-tramposo que, a la larga, debería atreverse a llevar un poco más lejos. Si John Travolta acabó rodando Pulp fiction y traicionando sus anteriores reencarnaciones, ¿por qué no explotar el lado oculto de Aragón con un personaje realmente depravado y psicópata? Otro problema de la serie es que coincide en la parrilla con otras telecomedias españolas repletas de conflictos familiares. Eso rebaja, por acumulación, su potencial, ya que los estímulos que propone son parecidos a los que ofrece, con más matices y mayor intensidad, Los Serrano.

Los secundarios interpretados por Alexis Valdés y Anna Maria Barbany aportan su experto desenfado al típico cruce de malentendidos y conflictos cotidianos. Los diálogos no dudan en hurgar en la actualidad, recurriendo a guiños populistas, como cuando, refiriéndose a la madre entrometida, un personaje dice: "Tu madre es como Bush, confunde ayudar con invadir". Flota, en general, ese humor adicto a la corrección política, con valores aptos para todos los públicos y que retratan un tipo de familia cada vez más habitual en la ficción televisiva, aunque no sé yo si tan común en la realidad.

Casi perfectos logró la noche del estreno una media de 4.998.000 espectadores (27,6% de cuota de pantalla).

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