El consumo pierde fuerza en EE UU y limita al 4% el crecimiento a final de año
En el conjunto de 2003 la economía se aceleró hasta el 3,1%, el mayor ritmo desde 2000
La expansión de la economía en Estados Unidos se frenó durante los últimos tres meses de 2003 tras la fuerte subida del tercer trimestre. El producto interior bruto creció entre octubre y diciembre un 4% respecto del tercer trimestre, menos de la mitad sobre el 8,2% del periodo anterior,que había sido el más fuerte en dos décadas. Una menor alegría en el consumo privado explica el bache del último trimestre y pone en duda la robustez del crecimiento. Aun así, en el conjunto del año, el crecimiento ha sido del 3,1%, el mayor desde 2000, y superior al 2,2% de un año antes.
La Reserva Federal (Fed) -banco central- ya advirtió de que el crecimiento del tercer trimestre no era sostenible y en la Casa Blanca se daban desde hace meses con un canto en los dientes si el PIB crecía un 4% en la recta final del año. Pero el fuerte incremento de las exportaciones en los últimos cuatro meses del año (19,1%), gracias a la debilidad del dólar, animó a los analistas a tirar hacia arriba de las previsiones, hasta situar la tasa de crecimiento en el 5% del PIB. A partir del dato publicado ayer por el Departamento de Comercio se constata que su contribución ha sido positiva. Pero ayer demostró que sólo sirvió para amortiguar el frenazo en otros indicadores.
La evolución del PIB estadounidense en la recta final de 2003 es provisional y no se descarta una revisión a final de febrero, aunque los economistas no se atreven a decir si esa tasa del 4% será modificada al alza o a la baja. De momento, con lo que hay sobre la mesa, lo que se constata es una reducción en más de la mitad en el ritmo de expansión de la economía estadounidense frente al tercer trimestre del año (8,2%), y un punto por debajo de lo previsto durante las últimas semanas. La reacción de las bolsas fue negativa y acogieron el dato con pérdidas, también en la cotización del dólar.
Los factores que han provocado este frenazo en el crecimiento están vinculados a la evolución del consumo, por la mayor cautela a la hora de gastar. El consumo representa dos tercios del PIB del país. El gasto de los hogares pasó de un crecimiento del 6,9% durante el tercer trimestre a un 2,6% el cuarto. La compra de bienes duraderos saltó de un incremento del 28% en el tercer cuarto a un tímido 0,9% el último. Se frenó también la compra de viviendas. Y la inversión de las empresas en equipamiento y material informático creció a un ritmo fuerte (6,9%), aunque a la mitad del trimestre precedente.
Nuevos incentivos
Esta evolución del PIB refleja que el efecto de las generosas inyecciones fiscales que introdujo la Casa Blanca a mediados de 2003, apoyadas por el bajo precio del dinero, se limitó a los meses de julio y septiembre. Ahora se espera una nueva tanda de incentivos para comienzos de 2004, lo que permitirá, según algunos analistas, revitalizar el consumo privado y llevar la tasa de crecimiento por encima del 4% durante el primer semestre. Pero esta visión no es compartida por todos y se teme que la contribución del consumo al PIB siga siendo débil.
A pesar de la decepción que se llevaron los mercados, tanto el Gobierno estadounidense como los economistas afirman que la tasa de crecimiento del cuarto trimestre es relativamente "sana" y "sólida". Sobre todo si se compara con el PIB de la economía europea, que creció durante el tercer trimestre de 2003 un 0,4%. El crecimiento medio del PIB de EE UU durante los últimos seis meses de 2003 se queda así en robusto 6,1% del PIB, el mejor en dos décadas. Y el año se cierra con una tasa de crecimiento del 3,1%, el mejor resultado desde el 3,7% conseguido en el próspero 2000. En 2002, el PIB creció un 2,2%.
El portavoz de la Casa Blanca, Scout McClellan, dijo que "la economía sigue siendo fuerte", pero reconoció que se deberá hacer más para "crear un ambiente más favorable a la generación de empleo". Desde el banco de inversiones Goldman Sachs se limitan a calificar el dato de "decente". Esto ayudará a interpretar mejor el cambio semántico que introdujo la Reserva Federal en su análisis de la política monetaria, al afirmar que será "paciente" al acomodar su estrategia.
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