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Entrevista:JOSÉ MANUEL CANO | Escritor y catedrático de Química Analítica | Signos

"He querido mostrar en mi novela a unas personas que no pasarán a la Historia"

José Manuel Cano (San Juan de Aznalfarache, Sevilla, 1946) ha ganado recientemente el Premio de Novela Universidad de Sevilla con La luz perdida. En el jurado figuraba, entre otros, el escritor Arturo Pérez-Reverte. La novela será publicada en la colección Punto de Lectura, que promueven Ediciones B y el Grupo Santillana. Cano es doctor en Ciencias Químicas por la Universidad de Sevilla y en Geografía e Historia por la UNED. Profesor de la Universidad de Sevilla entre 1970 y 1981, Cano es catedrático de Química Analítica en la Universidad de Málaga.

Pregunta. ¿Cómo se le ocurrió presentarse al premio?

Respuesta. Hace dos o tres años que escribo literatura creativa de una manera más sistemática. Vi la convocatoria y vi que reunía las condiciones: iba destinada a alumnos en activo o que hubieran terminado la licenciatura o el doctorado a partir de 1995. Leí mi tesis doctoral en Historia en 2002. Reunía los requisitos. Me hacía ilusión porque estudié en la Universidad de Sevilla y también di clases allí desde 1970 hasta 1981.

P. ¿Cuándo empezó a escribir?

R. Empecé a escribir un poco de poesía cuando estaba en bachillerato. Y en la facultad también. No pasé de ahí. El mundo científico es muy absorbente. No tienes tiempo material. Cuando andaba por la treintena empecé a escribir ensayos históricos y publiqué varios. Mi tesis doctoral en Historia versaba sobre Estado, enseñanza industrial y capital humano en la España isabelina (1833-1868). Esfuerzos y fracasos.

P. ¿De qué trata La luz perdida?

R. Esta novela es básicamente autobiográfica. Trata de mis vivencias cuando era niño y adolescente en San Juan de Aznalfarache. Todo ha cambiado radicalmente. Había unas carencias que parecían normales. Yo no utilizaría la palabra "pobreza". No hubo agua en casi ninguna casa hasta que tenía 10 años. Estábamos acostumbrados a aquello e incluso quizás se era más feliz entonces que ahora. Había muy pocos teléfonos. El agua había que sacarla del pozo. Luego, hubo agua una hora por la mañana y una hora por la tarde.

P. ¿Qué otras cosas ocurrían entonces?

R. Había un trasfondo de miedo y recuerdo de la Guerra Civil. A los niños no nos contaban nada. No me enteré de las barbaridades que se hicieron en la guerra hasta que tenía 15 o 16 años. La gente no se atrevía a contar nada. Me imagino que sería para que los niños no habláramos de unos y otros y, de esta forma, no se reavivaran los odios.

P. ¿Cuáles son las líneas maestras del argumento?

R. Tiene algunos elementos que no son autobiográficos. La línea argumental es muy sutil. No hay una estructura de planteamiento, nudo y desenlace. He querido contar los hechos: el descubrimiento de la sexualidad en la adolescencia, el descubrimiento de lo que pasó durante la guerra... Manolo es el personaje que hace de hilo conductor desde su más temprana infancia hasta los 15 años.

P. ¿Cómo es Manolo?

R. Es más bien débil y soñador. Vive agobiado por el ambiente, por los problemas familiares.

P. ¿Cuáles son esos problemas familiares?

R. Mi padre montó una carbonería después de la guerra. Era un negocio muy sucio en el sentido material del término. Además, iba a menos al desarrollarse el butano. Vivíamos de lo que mi padre ganaba, que era una cosa que iba a peor. Mi padre tenía mala salud. Lo que vendía mi padre dependía de una población que era esencialmente obrera. Las fluctuaciones de las fábricas afectaban a todo el pueblo.

P. Hábleme de otros personajes de su novela.

R. Mi maestro sale en la novela. Era el clásico maestro machadiano. Era un hombre muy avejentado que había pasado muchas penalidades en la guerra. Luchó en el bando de Franco con los requetés. Y lo pasó mal. Solía decir: "yo soy vasco y español". Tenía una clase de 70 alumnos con niños de entre siete y trece años. Tenía que mantener el orden a base de leña.

P. Otro de los personajes clave es su tío.

R. Fue una persona que me influyó mucho. Era un hombre liberal que en su juventud estuvo en la FUE. Estuvo un año encarcelado tras el golpe de Estado de Franco. Luego lo mandaron al frente. Siguió con sus ideas, pero no las podía expresar. No pudo entrar a trabajar en una fábrica en Sevilla porque la Guardia Civil no le hizo un informe positivo. Era perito industrial. Estuvo trabajando en Beasain (Guipúzcoa) y luego se fue a Málaga. Era una persona muy liberal y muy culta.

P. ¿Por qué escribió esta novela?

R. He querido mostrar en mi novela a unas personas que no pasarán a la Historia, pero a las que me hacía ilusión ver reflejadas en un libro. Quería ponerlas de relieve. He conocido a estas personas y aportaron su grano de arena en mi vida. Son personas que están muertas. Sin embargo, al verlas reflejadas en un libro es como si no estuvieran muertas del todo.

P. ¿Le hace ilusión la presencia de Pérez-Reverte en el jurado que premió su novela?

R. Sí. Pérez-Reverte es un escritor muy ameno que ha resucitado el género histórico. Su novela que más me gusta es El maestro de esgrima.

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