"Esta vez he venido con mi familia"
José María Aznar cruzó la sala Clementina del Vaticano al filo de las once de la mañana en dirección a la biblioteca privada del Papa, que le esperaba sentado. Gentilhombres en traje de gala encabezaban el cortejo, saludado cada pocos pasos por los guardias suizos. Aznar, de traje oscuro, abría la comitiva con el prefecto de la casa pontificia, monseñor James Harvey. Le seguían Ana Botella, con traje de chaqueta negro, medias negras y un broche de brillantes; el embajador de España ante la Santa Sede, Carlos Abella, y su esposa; Ana Aznar, también de negro, con chaqueta de cuero; su marido, Alejandro Agag y Alonso Aznar, el hijo menor del presidente, de 15 años. El séquito presidencial, de otras 11 personas, cerraba el desfile.
El Papa y Aznar posaron solos para los fotógrafos. "Qué alegría verle a usted aquí de nuevo", se le oyó decir en español al Pontífice. "La alegría es mía. Esta vez he venido con mi familia", comentó el presidente. Luego la puerta se cerró, y los dos dignatarios conversaron durante 16 minutos sin ningún testigo. Después entró el resto de la comitiva y el presidente les presentó uno por uno. Sentado entre Aznar y su esposa, Juan Pablo II, con aspecto estacionario en su enfermedad, leyó con dificultad su discurso. Insistió en "las raíces cristianas del pueblo español".
Anfitrión y visitante intercambiaron entonces regalos. El de Aznar fue un facsímil de una edición de 1611 de las obras completas de Santa Teresa de Jesús. El del Papa, una fotografía dedicada y una colección de 20 medallas de plata con imágenes los 20 misterios del rosario.
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