Regateo compulsivo

¿Hay trato? es el concurso diario con el que Antena 3 intenta fidelizar la audiencia de la hora de la cena. Ya que Pasapalabra ha conseguido brillar en una zona inestable de la parrilla y permanecer merecidamente en lo más alto, se repite el intento, a ver si cuela. Aquí no se trata de saber cosas, ni de elaborar estrategias, sólo de acertar los premios que contienen unas misteriosas maletas numeradas que desfilan por tres cintas transportadoras como las de los aeropuertos. Esta limitación argumental puede ser peligrosa, ya que una vez hayamos visto salir, pongamos, doscientas maletas, ¿qué nos quedará por hacer? La única emoción es tan descaradamente interesada que casi ofende. Dinero en grandes cantidades y premios se ganan o se pierden en función de la intuición de los concursantes, agrupados en forma de familia o similar.

Aplausos, público y la posibilidad de ver a alguien realmente destrozado por haber perdido, entre regateos y descartes, hasta medio millón de euros. A estas horas, el dolor ajeno abre el apetito, y saber que los demás tampoco tienen suerte reconforta. En caso de acierto, en cambio, uno cena mejor porque intenta reciclar la alegría ajena en felicidad propia. Así de volubles somos los humanos. El presentador es Carlos Sobera, curtido en otras experiencias. Su sentido de la simpatía es opinable y, por decirlo recurriendo a uno de los tópicos más absurdos de la comunicación, "no deja indiferente". Para no caer en la monotonía habla inglés, anima y, con desigual resultado, se hace el gracioso sin dejar, eso sí, de controlar con gran profesionalidad cada uno de los pasos del concurso. El plató, de lo más previsible, presenta algunas novedades respecto a las últimas modas. Así como últimamente predominaba el color azul, aquí se imponen el rojo y el amarillo. Sobera se friega las manos y las pruebas se suceden a velocidad de vértigo, enlazadas con un obsesivo estribillo musical en el que unas sensuales voces femeninas susurran: "Hay trato".

Fieles a la tradición más primaria del género, ¿Hay trato? tampoco prescinde de uno de los elementos menos sofisticados y más eficaces de la televisión: el coro de chicas ligeritas de ropa. Es una discriminación insultante para Sobera, ya que así como ellas enseñan el ombligo, él no lo hace. Es una lástima y un error de estrategia: si Sobera mostrara sus probablemente peludas carnes con la alegría con que lo hacen sus compañeras, el programa ganaría en interés.

[El concurso ¿Hay trato?, que Antena 3 emite de lunes a jueves a las 21.30, fue seguido en su estreno, el pasado miércoles, por una media de 3.398.000 espectadores, con una cuota de pantalla del 20,2%].