_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Un voto, un escopetazo

Confío en que extremes la vigilancia. Mira que te lo tenía dicho: que no andes con el voto en el bolsillo. Pero tú siempre tan pimpante e irresponsable. Y eso que te lo advertí, cuando fuimos mi mujer y yo, a cenar en tu casa. Te dije, he visto a unos tipos emboscados en el parque. ¿Simpapeles? No, candidatos. Así que mucho ojo. Y tú respondiste: un hombre, un voto. Y ya ves, con suerte: un voto, un ladrillo. Mira, antes de disolver las Cortes, ya están al acecho. Todos somos potenciales víctimas de esos descuideros del sufragio, tan bien informados. ¿No te das cuenta de que nos pillan en pelotas?, ¿de que lo saben todo?: Cuando sales, cuando vas de copas, cuando haces el amor, qué almuerzas, que número de calzado gastas, en fin, hasta lo más nimio. Y se lo hemos facilitado, sin rechistar. Mientras nos aturdíamos en las grandes superficies, estábamos siendo espiados, fotografiados, tallados, pesados, degustados, inducidos, manoseados. Tú aún crees en Solón, en la soberanía popular de Voltaire, en los poderes de Montesquieu, so mamón. Y ellos montándoselo a lo grande: primero que si la democracia es el conjunto de ciudadanos, luego que si el conjunto de sus papeletas, luego que si el conjunto de sus representantes, que son los que alimentan la prótesis del escaño con sus glúteos. Y así, por un proceso reduccionista, la democracia se ha quedado en un trozo de papel y en el acto de depositarlo, cada 4 años, en una cajita. Esas prácticas constitucionales, esas instituciones que dicen del pueblo, son pura fachada. Y al detectar cierta apatía en el público, se han echado a la calle a perseguir votantes: la derecha con sus lores y sus financieros, a caballo, y en vez de la piel al zorro, le despellejan el voto al indeciso, y si es necesario lo llevan a punta de pistola a ejercer sus derechos, y qué mirados. ¿Contradicción?, pero ¿dónde no? Si hasta los candidatos de una supuesta izquierda están merodeando tu casa, a ver si te lo birlan o te lo canjean por una papelina, eso sí, sin el rollo del programa, que, ya puestos, también se gastan finuras.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_