Voluntad política como factor lingüístico
Ciprià Ciscar, Josep Palomero y Ramon Lapiedra coinciden en la necesidad de un nuevo impulso al valenciano
Un importante gancho del cartel que ayer ofrecía el Aula Magna de la Universitat de València era reunir en una misma mesa a Ciprià Ciscar, "padre" de la Llei d'Ús i Ensenyament, y Ascensión Figueres, presidenta de la Acadèmia Valenciana de la Llengua. Invitados por Valencians pel Canvi, iban a debatir sobre presente y futuro del valenciano, con el ex rector Ramón Lapiedra como moderador. Pero no pudo ser. Figueres delegó en última instancia en el vicepresidente, Josep Palomero, y la mayoría de los asistentes, que llenaron el aula, tenían claro que no era lo mismo el contraste entre un ex consejero socialista y un académico del PSPV, que entre Ciscar y una vicepresidenta del PP.
Palomero echó de menos también al director general de Política Lingüística, David Serra, para contrastar puntos de vista sobre el famoso decálogo para el uso del valenciano en la Administración autonómica aprobado en Ares del Maestre. El vicepresidente de la Acadèmia lo consideró "humo", a pesar de verlo como "un pequeño gesto" de "buena voluntad". Positivo, pero insuficiente, porque, según el académico, casi todo lo que ahí se proponía está ya en el marco legislativo vigente, en la misma Llei d'Ús, sin ir más lejos, de la que se celebra el 20 aniversario que justificaba el debate de ayer.
"Desde hace 10 años no tenemos datos de la situación sociolingüística a través de encuestas", denunció el académico. La mayoría de los presentes sabía que se paralizaron con la llegada del PP al Gobierno. No obstante, la Acadèmia, recordó el vicepresidente, ha impulsado un estudio que incluye una encuesta a cerca de 7.000 personas, que costará 120.000 euros. Coordinada por el académico Honorat Ros, cuenta con la participación del sociólogo Rafael Ninyoles y, según Palomero, su objeto es contribuir a la redacción del Libro Blanco sobre la situación del valenciano actual.
Ramón Lapiedra, que había echado de menos ese tipo de estudios en su introducción, dijo que la situación actual "no es estable", algo que el mismo Palomero también reconocería, y sugirió que si no progresamos, vamos hacia atrás. "Se puede progresar", añadió, "pero sin voluntad política no es posible". No se trata de hacer más leyes, sino aplicar aquello que ya está legislado, señaló el ex rector, establecer consensos y desarrollar propuestas. El Compromís per la llengua, impulsado por la Federació Escola Valenciana y firmado por todas las fuerzas progresistas, está lleno de ellas, vino a decir.
Ciprià Ciscar destacó el compromiso ciudadano (maestros, padres y otros colectivos) por el avance de la lengua y aseguró que cuando a este compromiso se suma "la voluntad política" ese avance es posible. "Las declaraciones de principios no son para los gobiernos, que tienen el Diario Oficial para aplicarlas", en clara referencia a lo que debería hacer el Consell. Pero también insistió en que "o el valenciano es cosa de todos y sale del debate político, o mejor electoralista, o no se alcanzará el nivel de normalización" que la ley aprobada en 1983, cuando él era consejero de Cultura, pretendía. Ciscar se refirió a la ley como "un proyecto moral de cambio" en la sociedad valenciana. Lo más positivo, después del camino recorrido, es que "toda una generación" ha pasado ya por la escuela con el valenciano como lengua vehicular o al menos como materia obligatoria. Los tres ponentes coincidieron, sin embargo, en importantes déficits en el uso social y en el público e incluso algunas carencias en el ámbito escolar.
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