Libertad sin veredicto de inocencia
Dolores Vázquez evita leer los periódicos y hablar por teléfono, y memoriza todos sus movimientos cada vez que sale de su domicilio
Dolores Vázquez fue detenida el 9 de septiembre de 2000 acusada del asesinato de la joven Rocío Wanninkhof, el caso criminal que ha despertado mayor atención en los últimos tiempos. Han transcurrido casi tres años y medio desde entonces, un largo camino en el que Dolores ha pasado de ser culpable a ser protagonista de un debate sobre los errores de la policía y la justicia. Salieron a la luz pormenores de su vida privada, detalles de su relación amorosa con la madre de la joven asesinada además de todo tipo de especulaciones sobre su carácter y una personalidad presuntamente violenta. Desde aquella fecha es un personaje susceptible de ser desnudado en público.
Ha vivido 17 meses en la cárcel, donde las horas más felices se concentraban en las visitas que le hacía cada sábado su abogado. Fue condenada por un jurado popular a 15 años de prisión. El Tribunal Superior de Andalucía encontró la sentencia falta de motivación y ordenó la repetición del juicio. Salió en libertad condicional. Año y medio después aparecieron nuevas pruebas y otros imputados que hacen dudar muy seriamente de su culpabilidad. Se le retiró la fianza, se le devolvió su pasaporte y ya no debe pasar cada dos semanas por la comisaría de Fuengirola. Su abogado pidió el sobreseimiento. Técnicamente, Dolores Vázquez está libre, pero es una libertad de baja calidad: le acosa la sospecha permanente. Sin un veredicto de inocencia, su pesadilla no tiene fin.
Le han ofrecido dinero para que difunda su versión, pero no quiere participar del circo
"Habrá que esperar a que avance el sumario de King" para repetir el juicio de Wanninkhof
Desde hace tres años y medio, Dolores Vázquez carece de intimidad. Se siente observada cada vez que abre la puerta de su casa. Dice haber perdido el placer de mantener largas conversaciones telefónicas porque no se siente segura de que la línea pueda estar intervenida. Teme leer un periódico o enchufar la televisión y encontrarse con su imagen o su apellido en boca de terceros. Cualquier taxista de los alrededores de Mijas conoce sin dudarlo la localización de su domicilio.
Cada vez que visita un restaurante o acude a un lugar público advierte que la gente murmura a su alrededor. Algunos se atreven a dar un paso adelante y tratan de entablar conversación; otros directamente le solicitan un autógrafo. ¿En calidad de qué? ¿De famosa? ¿De presunta culpable? ¿De presunta inocente? Dolores Vázquez trata de bloquearse en esas circunstancias para no perder el control de la situación, pero no le resulta sencillo a pesar de que sigue al pie de la letra las instrucciones de su psiquiatra. Hay reacciones que no puede evitar, que la han convertido en una persona suspicaz y desconfiada hasta la exageración. Memoriza las matrículas de los coches que van delante o detrás suyo, toma buena nota de la descripción de extraños que se acercan a ella como si en cualquier punto pudiera haber alguien dispuesto a tenderle una trampa. Registra en su memoria las horas y los lugares donde se mueve, como si tuviera que estar justificando todavía cada uno de sus actos. Y cuando alguien la contradice en ese punto, se molesta.
Dolores no sabe todavía cómo ir recuperando la normalidad casi tres años y medio después de su detención. Trata de refugiarse en la lectura. Siempre suele alternar un par de libros, uno en castellano y otro en inglés, su idioma natural, el idioma en el que piensa. Libros en casa no le faltan. Algún que otro escritor ha enviado a su domicilio un compendio de sus obras con el firme propósito de presentar su candidatura para escribir un libro sobre su vida, una vida anónima hasta aquel 9 de septiembre de 2000 : la vida de una hija de emigrantes gallegos que con el tiempo llegó a convertirse en una competente profesional del turismo.
Dolores creció en Epson donde se educó en un colegio de monjas católicas que le enseñaron los valores de la disciplina y la dignidad. Su educación fue típicamente británica. Recuerda todavía con emoción cada vez que llegaba el día del derby hípico, cuando la familia real se desplazaba a la localidad y ella debía acudir con sus compañeras a engalanar con sus uniformes verdes el paso de los Reyes de Inglaterra. Sus padres trabajaban en el hospital de la localidad. Su madre como costurera. Desde pequeña sintió un enorme sentimiento de protección hacia su madre, a quien se entregó por entero cuando sufrió una parálisis cerebral. Antes de aquel 9 de septiembre, Dolores Vázquez sólo vivía entregada a su trabajo y al cuidado de su madre. De haber seguido así su vida, nadie le pediría ahora escribir un libro.
No es la única petición. También han llegado cartas manuscritas de conocidos personajes de la televisión ofreciendo, previo pago, amplio espacio en vivo y en directo en sus programas. El mercado ha pedido precio por su versión de los hechos, pero ella no quiere participar del circo que se ha montado alrededor del caso. De hecho, sólo ha concedido una rueda de prensa por petición expresa y terminante de su abogado. Cuando piensa en las ofertas por sus memorias recuerda todo lo que ha escrito en la cárcel para aliviar su angustia, todo lo que escribió y destruyó al mismo tiempo.
Dolores emplea ahora el tiempo entre el cuidado de su madre, la lectura y algunas salidas al exterior acompañada de amigos. También sondea algunas posibilidades de volver a trabajar, pero prefiere esperar todavía un tiempo a que se aclare la situación, a que llegue un veredicto de inocencia. Es consciente de que algunas ofertas están condicionadas por su popularidad. Teme convertirse en un escaparate. "Esta mujer está siendo machacada impunemente", dice su abogado, Pedro Apalategui, "es difícil vivir en esas condiciones. Nunca había conocido un caso así en mi larga trayectoria".
Pedro Apalategui se refiere a los últimos acontecimientos que han rodeado el caso y en concreto a todo lo que se refiere a los dos nuevos imputados, Tony Alexander King y Robert Graham, el primero como presunto autor de dos asesinatos (los de Rocío Wanninkhof y Sonia Carabantes) y el segundo como encubridor.
La detención de King pareció haber dejado resueltos ambos crímenes. "Reconoció los hechos con todo lujo de detalles como para dar el asunto por zanjado, pero entonces llegaron las filtraciones, aparecieron otros personajes y se volvió a enmarañar el caso ante la opinión pública. Hay un permanente intento de involucrar a Dolores Vázquez con King como sea y una resistencia por parte de la Guardia Civil y de ciertos fiscales a reconocer que se han equivocado".
El último mes no ha sido fácil para Dolores Vázquez a pesar de la suspensión de las medidas cautelares que pesaban sobre ella. El último mes ha tenido mucho movimiento y muchas sorpresas que amenazan con dar al caso un lamentable tono circense.
El principal sospechoso, King, cambió de abogado y con el cambio decidió modificar totalmente su primera declaración. Lo hizo por dos veces. Ahora, King ya no se declara culpable del asesinato de Rocío Wanninkhof. Sólo acepta el papel de encubridor. Acusa a su amigo Robert Graham de ser el autor del crimen. El móvil es aparentemente disparatado: una mafia que se mueve en el negocio de la multipropiedad ordenó el asesinato de Rocío porque conocía detalles comprometedores. Su nuevo abogado, Adrián Broncano, atiende a los periodistas a través de una línea de pago y ha contratado a una empresa para llevar las relaciones con los medios de comunicación, lo que ha motivado la apertura de un expediente por parte del Colegio de Abogados de Málaga.
Pero las sorpresas no acaban en King. Está Robert Graham. Fue detenido como encubridor y puesto en libertad porque su delito había prescrito. La misma noche de su puesta en libertad fue introducido en un coche por unos guardias civiles, enviado primero a un cuartel y luego a Madrid, donde se le sometió a una sesión de hipnosis retrospectiva. "Todo ello en ausencia de una orden judicial, en ausencia de abogados, fiscales o jueces", dice el abogado Apalategui. "Graham ha reconocido que llegó a un acuerdo con la Guardia Civil. Y yo me pregunto ¿qué tipo de acuerdo?, ¿quién pagó el viaje y su estancia en Madrid?. Y, claro, la cuestión es que en esa supuesta sesión hipnótica, Graham cree ahora recordar que King conoció a una tal Doli, que podría ser Loli y por tanto Dolores. Esta declaración no tiene ningún valor judicial, pero sirve para enmarañar el caso". A todo esto, Graham se fue a El Cairo y regresó para una segunda declaración, donde confirma que King es el culpable.
El abogado de Dolores Vázquez reconoce su perplejidad a la hora de predecir los próximos acontecimientos judiciales. "Si no se produce el sobreseimiento, técnicamente debe repetirse el juicio en el que Dolores Vázquez está imputada como autora material de asesinato. Pero es difícil hacerlo sin contar con la parte del sumario que afecta a King. Y King está imputado a su vez en dos causas por dos asesinatos y parece que el criterio de los jueces es el de no juntar ambos sumarios. Eso quiere decir que habrá que esperar a que avance el sumario de King relacionado con Rocío Wanninkhof hasta que se iguale al de Dolores Vázquez. Podemos estar hablando de año o año y medio más de pesadilla porque yo ya no entiendo nada y me puedo esperar cualquier cosa".
Cualquier noticia altera la rutina diaria de Dolores Vázquez. La falta de un veredicto alimenta la más mínima sospecha. En estas condiciones, no puede hacer demasiados planes. Eso sí, se ha prometido que su próxima casa no tendrá rejas.
Filtraciones y desmentidos
Una de las características del caso en las últimas semanas es la profusión de filtraciones a los medios de comunicación que contradicen aspectos del sumario y que tratan de involucrar a Dolores Vázquez con Tony Alexander King, ya no en calidad de autora sino como inductora. El caso más llamativo fue el de la supuesta relación laboral entre King y Dolores Vázquez. Fuentes de la Policía Nacional comentaron su sorpresa por estas filtraciones. "Se investigó esta posibilidad desde el primer momento y no dio ningún resultado. No nos consta que Dolores y King llegasen a trabajar juntos o siquiera a conocerse".
Otras filtraciones pusieron en duda la veracidad de la primera declaración de King. King en su primera confesión mencionó que cuando ocultó el cadáver de Rocío Wanninkhof intentó luego prenderle fuego. Se filtró entonces que el cadáver no tenía señales de combustión.
Sin embargo, en el primer informe hecho por la Policía, cuerpo de seguridad que encontró el cuerpo de Rocío, se detalla que "en la maleza se han observado señales de combustión".
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