El suelo urbanizado crece un 60% en 10 años

El suelo urbanizado en la Comunidad Valenciana en la década de 1990-2000 ha experimentado un fuerte incremento, que ronda el 60%. Así lo refleja el mapa de los usos del suelo elaborado por la Consejería de Territorio y Vivienda en el marco del proyecto europeo Corine, que analiza con una metodología común la ocupación del territorio. Los datos del llamado "suelo sellado" por la expansión urbanística, industrial y de infraestructuras, arrojan un aumento de 44.074,08 hectáreas en una década, con lo que la Comunidad Valenciana tiene ya urbanizado el 5% de su territorio y se acerca a la media europea.

Para elaborar el mapa de los usos del suelo se han utilizado imágenes de satélite de finales de los años ochenta y del año 2001 y 2002, con las que la consejería ha elaborado una "cartografía por fotointerpretación". La Comunidad Valenciana ha pasado de las 71.691,99 hectáreas de "suelo sellado" calculadas en 1990, a las 115.766,07 del nuevo mapa, con lo que el incremento "aproximado es de un 60%". El mayor crecimiento se ha producido en el apartado de "zonas en construcción", que pasa de las 550,9 hectáreas en 1990 a las 7.797,40 medidas en 2000, lo que supone un aumento del 1.315,39% y refleja el desarrollo de los planes urbanísticos impulsado por la Ley Reguladora de la Actividad Urbanística (LRAU) y la fuerte demanda de nuevas edificaciones, según la consejería que dirige Rafael Blasco.

Destaca, además, la subida en un 249,29% de las llamadas estructuras urbanas "abiertas", que se refiere básicamente a las construcciones de adosados y colonias de viviendas, o el de instalaciones deportivas y recreativas, con un incremento del 287,24% al pasar de 581,99 hectáreas a 2.253,69. Por el contrario, el tejido urbano continuo apenas ha variado en la mencionada década, al crecer un 11,45% con un total de 27.754,51 hectáreas.

El análisis de esta cartografía, que servirá para evaluar las políticas ambientales a nivel europeo, el cumplimiento del Protocolo de Kioto y las formas de ocupación y transformación del territorio, detalla también el incremento de superficie de los campos de golf, que se ha multiplicado por cuatro en 10 años hasta alcanzar las 1.181,11 hectáreas. Esta subida, del 229,65%, contrasta con el leve aumento de las zonas verdes urbanas, que han crecido un 41,67% para sumar sólo 339,30 hectáreas en los municipios de la Comunidad Valenciana.

Otro de los indicadores de la ampliación de suelo urbanizado es la extensión de autopistas, autovías y los terrenos asociados a estas infraestructuras, que ahora suman 5.993,71 hectáreas tras aumentar un 139,67%. Los aeropuertos se mantienen casi invariables, frente al crecimiento del 52% de las zonas portuarias y la escasa variación de los "complejos ferroviarios", que ganan un 12,20% (163,73 hectáreas).

Mientras, las zonas industriales crecen un 91,32% (hasta las 17.743 hectáreas), algo menos que las grandes superficies comerciales y de equipamientos de servicios, que suben un 107,25% y ocupan 1.259,72 hectáreas. Un claro incremento, del 85,33%, ha sufrido también la actividad minera, que se extiende por 5.791,31 hectáreas. Finalmente, las escombreras y vertederos se incrementan en un 55,53% con 187,69 hectáreas.

Los mayores crecimientos de suelo sellado en la última década, según la consejería, se dibujan en el área metropolitana de Valencia, en los ejes de la carretera de Ademuz y la autovía a Madrid; entre Castellón, Alcora y Onda, con la expansión de la industria de la cerámica y el azulejo, y con un eje incipiente en torno a la autovía de La Plana; en La Vega Baja, especialmente en el área de Guardamar del Segura y Torrevieja, así como en Alicante ciudad con el desarrollo urbanístico y hacia El Campello, y en el eje Elche-Villena. Las comarcas de La Ribera, en cambio, permanecen "estancadas", mientras que en Ontinyent y Albaida el mapa señala los nuevos polígonos industriales.

La Consejería de Territorio y Vivienda destaca que el crecimiento en la ocupación del suelo "está directamente relacionado con el crecimiento económico de la Comunidad Valenciana en los últimos años". "Nuestra prioridad es que el valor del paisaje y las riquezas naturales" del territorio actúen "como límite del desarrollo urbanístico", sostiene Rafael Blasco, que destaca como instrumento de esa política la nueva Ley de Ordenación del Territorio y Protección del Paisaje. La norma, entre otras medidas, exigirá una previsión de zonas verdes y parques públicos en una proporción que no sea menor de 10 metros cuadrados por habitante, creará el llamado Fondo de Equidad Territorial para incentivar proyectos con criterios de desarrollo sostenible, y pedirá estudios de incidencia de los planes urbanísticos y de infraestructuras sobre el paisaje.