Símbolos religiosos en Francia
Me dirigo a usted después de haber leído la carta de un lector, José Ignacio Moreno Ituralde, en la edición del 22 de diciembre. En ella, el autor señala que Francia eligió una vía equivocada al prohibir símbolos religiosos en "locales públicos". No quiero aquí discutir las consecuencias de la decisión del presidente Chirac, tan sólo señalar que no se trata de prohibir estos símbolos en "locales públicos", para nada. Todo lo contrario, nuestra Constitución los respeta y protege a todos los que deseen tener religión propia. Se trata de prohibir estos símbolos en las escuelas públicas, en las escuelas de la República, que, por ser la escuela de todos, no puede aceptar cualquier tipo de proselitismo religioso, fuese católico, protestante o mulsumán.
Fuera de la escuela, cada cual hace lo que le da la gana, dentro de la escuela se respeta el principio de laicidad. Francia, como España, ha vivido los traumas de los conflictos religiosos y la separación de la Iglesia y del Estado es un eje fundamental de nuestra vida pública, tal vez difícil de entender fuera del país.
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