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L'Oceanogràfic: un diseño para todos

El pasado día 14 de diciembre pude/pudimos disfrutar de una magnífica jornada -porque además el tiempo todavía acompañaba con una temperatura primaveral- en el Oceanográfico (L'Oceanogràfic) de Valencia, uno de los parques marinos mayores de Europa, enclavado en el conjunto de la emblemática Ciudad de las Artes y las Ciencias. Un complejo que se adelantó sin complejos a la reciente publicación de la Ley de Igualdad de Oportunidades, No Discriminación y Accesibilidad Universal, con un excepcional diseño para todos, en el que todas las personas con discapacidad (físicos, psíquicos o sensoriales), de una u otra manera, y exceptuando aquellas limitaciones que imponen las carencias que podamos tener cada uno de nosotros por nuestras afectaciones, podemos admirar sus instalaciones y los más de 45.000 ejemplares de 500 especies que pueblan el recinto.

Y si algo llamó mi atención ese día fue el numeroso parque móvil de sillas de ruedas que, con toda facilidad, pululaban por el citado espacio, así como la posterior concentración de éstas, en el delfinario, para poder deleitarse sus ocupantes, desde una zona intermedia con perfecto acceso, con el espectáculo de los simpáticos mamíferos acuáticos. Allí había también un nutrido grupo de sordos que seguían atentamente, a través de su intérprete en lenguaje de signos, las explicaciones y animaciones del presentador de turno, realizando la clásica ola que se nos pedía. También vi -ellos a mí no, evidentemente- a cuatro personas ciegas (en todos los edificios hay numerosas explicaciones en braille) que atendían las descripciones que sus acompañantes les hacían sobre las maniobras de los amaestrados cetáceos dentro y fuera del agua. Y todos ellos, todos, con sonrisas de felicidad en sus rostros ante la inexistencia de barreras.

Pero algo más llamó poderosamente mi interés. ¿Saben ustedes, apreciados lectores, quiénes utilizaban, una y otra vez, los ascensores, rampas y cuentapersonas especialmente habilitados para proporcionar accesibilidad a las personas con discapacidad? Seguro que lo han adivinado: decenas de familias -jóvenes la gran mayoría de ellas- acompañadas de bebés y sus correspondientes cochecitos, así como personas de la tercera edad.

En el Oceanográfico de Valencia se demuestra palpablemente que el nuevo paradigma sobre la no discriminación (que comprende la accesibilidad universal y el diseño para todos, incluidos los productos, bienes y servicios a disposición del público) es una dimensión especialmente idónea para permitir a las personas con discapacidad disfrutar de su plenitud de derechos, entre ellos el del ocio, y luchar contra los múltiples factores que obstaculizan su plena participación e integración social. Por último, y lo más importante, que este nuevo paradigma no sólo beneficia a quienes tenemos mermadas algunas de nuestras facultades o aptitudes, también a toda la sociedad en general.

Carlos Laguna es periodista y presidente del CERMI Comunidad Valenciana.

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