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Entrevista:IVÁN DE LA PEÑA | Futbolista del Espanyol

"No me reprocho nada: disfruté e hice disfrutar"

Estaba llamado a romper moldes. Era una máquina de generar juego de ataque, talentoso como nadie, dotado de una mirada periférica tan impresionante que le permitía trazar el pase letal más imposible. Tan rápido pensaba y ejecutaba la acción que, frecuentemente, dejaba a sus propios compañeros del Barcelona tan perplejos como a los aficionados. Hubo un tiempo en que la cabeza rapada de Iván de la Peña (Santander, 1976) lideró la selección española sub 20 en un Mundial formando pareja con Raúl. Pero, mientras el madrileño capitanea hoy al Madrid de los galácticos, ha batido records goleadores en el equipo nacional y, como suele predecir Hierro, pasará por encima de todos los mitos del fútbol español, Lo Pelat se las ve en un Espanyol de capa caída, al que ha vuelto con la temporada ya empezada y la misión de ayudarle a eludir el descenso a Segunda. Quien diera nombre a una quinta azulgrana perdida -Quique Álvarez y Roger están en Villarreal; Moreno, en el Numancia; Celades, en el Girondins de Burdeos, y Òscar y Velamazán en el mismo Espanyol- no cree, sin embargo, haberse defraudado a sí mismo ni a quienes le admiraban.

"Por mi estilo, soy un jugador que gusta mucho o muy poco, por no decir nada. Lo entiendo"
"El Madrid es un equipazo impresionante. Pero mi Liga no es la suya. Ni la del Barça"

Pregunta. ¿Cómo definiría su carrera mirándola desde cierta perspectiva?

Respuesta. Como buena. He cumplido muchos sueños de los que tenía cuando era un niño: debuté, jugué y gané titulos con el Barcelona [la Liga 1997-98, la Recopa 1996-97, la Supercopa europea de 1997 y la española de 1996 y las Copas del Rey de 1996-97 y 1997-98]. Sólo por eso ya me siento satisfecho. Pero tengo más razones. Principalmente, que he podido jugar al más alto nivel. Ése era mi reto. También ha habido momentos malos, como las lesiones. Pero estoy orgulloso de lo que he logrado.

P. Un sector de la afición futbolística, sobre todo el que vio en usted unas condiciones especiales, tiene una cierta decepción; piensa que no ha logrado todo lo que se suponía que lograría.

R. Me habría gustado estar más tiempo en el Barcelona y ganar más titulos. Pero los ciclos se acaban y empiezan otros. A mí me tocó marcharme. Pero disfruté de los años que pasé en el Camp Nou y también hice disfrutar.

P. En torno a su juego se generaron altísimas expectativas que no se han cumplido. ¿Está de acuerdo?

R. Por mi estilo, soy un jugador que gusta mucho o muy poco, por no decir nada. Lo entiendo. Pero yo me he dedicado a jugar lo mejor que he sabido. Siempre he sido ambicioso. He querido más y he peleado por mejorar y ganar todo cuanto se me ha puesto por delante. Y me siento orgulloso de lo que he logrado. Ahora afronto otro reto. Para mí, muy importante. Intento contribuir a que el Espanyol se salve.

P. ¿No le amarga no haber llegado a la selección española absoluta?

R. Después de haber sido internacional en todas las categorías inferiores, es cierto que a mi currículo le falta la selección absoluta. Pero aún estoy a tiempo, ¿no? Espero que llegue ese día. Y, volviendo a las expectativas de las que hablaba, si existieron, no me puedo sentir culpable ni responsable de ellas. Yo no me reprocho nada.

P. Su cabeza rapada llegó a convertirle en un producto mediático. Tal vez eso le perjudicó. Se esperaba tanto de usted que podría parecer efectivamente que fracasó en el intento.

R. Nunca tuve esa sensación, ni tampoco sentí esa presión, porque afronté los retos que yo me ponía, no los de la prensa o la gente. Ante ésos nada podía hacer, pero tampoco les presté mucha atención. Quise ganar y gané titulos. Quise jugar de una manera determinada, jugué y sentí que se me valoraba. Yo estoy contento, de verdad. También, porque he ido mejorando poco a poco, que es de lo que se trata.

P. ¿Es un jugador diferente al que deslumbró al aparecer en la Primera División en la época de Johan Cruyff en el Barcelona?

R. Seguramente, algo he cambiado. Me he ido puliendo. Ahora trabajo más en la recuperación del balón. Corro más y con más sentido del juego. Nadie nace enseñado. He ido aprendiendo porque siempre tuve la intención de aprender, de mejorar.

P. De los muchos entrenadores que ha tenido, ¿fue Cruyff quien mejor le supo interpretar?

R. Por supuesto. Los periodistas me usaron para atacarle a él, ¿se acuerda? Él sabía por qué no me ponía de titular y yo también. Como a todos los jóvenes, trataba de ayudarnos y protegernos y nos explicaba las cosas. La prensa se empeñó en que tenía que jugar. Para mí, era incómodo. ¿Pero qué podía hacer? Cuando me preguntaban, explicaba lo que pensaba, pero creían lo que querían creer. Lo mismo me pasó con Javier Clemente en la selección y, ya ve, estuvimos juntos en el Espanyol sin ningún problema. La gente habla, y mucho, con un gran desconocimiento de la realidad de lo que pasa en los vestuarios.

P. Destituyeron a Cruyff y acabaron por echar del Barcelona a la quinta de Lo Pelat o del Miniestadi. ¿Pagaron el haber sido sus hijos deportivos?

R. Puede ser que, de alguna manera, lo pagáramos. Era un momento complicado en el Barcelona. Lo cierto es que, pese a que nunca se podrá saber, yo siempre he creído que aquella generación podía haber dado mucho al equipo y durante muchos años. En nuestro primer curso llegamos a las semifinales de la Copa de la UEFA y a la final de la Copa y no lo hicimos mal en la Liga. Y en el de Bobby Robson ganamos la Recopa y la Copa.

P. Tenía entonces el Barcelona un equipazo, un plantel que, con el paso del tiempo, cada vez parece mejor pese a que en su día se le cuestionase por no jugar cuanto se le suponía. ¿Le costó a usted hacerse un hueco en aquel cuadro?

R. Acabé jugando en un equipazo irrepetible. Jamás me divertí tanto como con aquella plantilla: Popescu, Couto, Guardiola, Figo, Ronaldo, Blanc, Ferrer, Abelardo, Sergi, Luis Enrique, los de la cantera... Sí, era un equipazo, inolvidable e irrepetible.

P. ¿No fue aquél su último gran año de juego? Ni en el Lazio ni en el Marsella se le cuentan grandes actuaciones.

R. No estoy de acuerdo. Con el Lazio, en un fútbol complicado como el de calcio, gané mucho y crecí como futbolista y como persona. En el Marsella no tuve suerte. Me lesioné de gravedad. Pero, a fin de cuentas, jugué en un histórico francés. Yo siempre trato de ser positivo.

P. Militó en el Espanyol toda la temporada pasada, pero no renovó su contrato y se fue. Probó en Ligas menores. Se le supuso negociando con clubes de Escocia y de Qatar. Y ha regresado de manera extraña. ¿Lo explica?

R. Da igual ya contar por qué no renové. Estoy aquí y eso es lo que me importa. Estoy disfrutando en los entrenamientos como no lo hacía desde que estuve en el Barça. Saldremos de ésta y llegaremos a jugar en la Liga de las estrellas.

P. Usted, luchando para no bajar. Y el Barcelona, por entrar en la Liga de Campeones. Manda el Madrid.

R. Normal. Es un equipazo impresionante. Pero mi Liga no es la suya. Ni la del Barça.

Iván de la Peña <i>arma</i> su pierna para lanzar un disparo.
Iván de la Peña arma su pierna para lanzar un disparo.JORDI ROVIRALTA

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