El grupo Chambao exporta su 'flamenco chill' a medio mundo
Los músicos han vendido 40.000 copias de 'Endorfinas en la mente'
Sólo dos discos han bastado para que cuaje una de las últimas etiquetas musicales: el "flamenco chill", novedosa corriente musical que lo mismo suena a últimas horas de cualquier macrofestival que en ambientes más lujosos, adultos y sofisticados. Es un invento de un trío malagueño llamado Chambao. María del Mar Rodríguez, voz solista, y los hermanos Daniel y Eddy Casan, tocando varios instrumentos, forman el grupo, punto de encuentro entre los sonidos orgánicos del flamenco, la calidez del ambiente mediterráneo de su Málaga natal y esa corriente de música electrónica creada para bailar suavemente o bien, simplemente, para ser escuchada: el chill out.
El lanzamiento de Chambao se producía mediante un disco recopilatorio, precisamente con el título de Flamenco Chill como anzuelo. En él, el grupo, interpretando en solitario varios temas, funcionaba como anfitrión de figuras consagradas y emergentes de la electrónica y el flamenco. Howie B., Vicente Amigo, J. L. Encinas o Fundación Eivissa, entre muchos otros, les arropaban, logrando unas ventas más que razonables pero, sobre todo, creaban la expectativa de que, tras el pasado fenómeno de los nuevos flamencos, la música con raíz española volvía a tener armas para competir internacionalmente, ponerse de moda e, incluso, auparse en las listas de ventas. En este año 2003 apareció su primer disco enteramente en solitario, Endorfinas en la mente, y las cifras les han dado la razón. Lo dice su cantante, La Mari: "Llevamos más de 90.000 copias del primer recopilatorio vendidas y más de 40.000 de Endorfinas en la mente". Nadie mejor que ellos para valorar lo que suponen esas ventas en estos tiempos de crisis: "Hoy en día vender 100.000 copias significa una pechá de gente currando". Este esfuerzo parece haber encontrado otra vía de satisfacción, ya que, para potenciar la salida del grupo a los mercados europeo, latino e incluso japonés, la compañía ha reeditado Endorfina... con nuevas remezclas, y eso que Chambao, según explica Daniel, no es amigo de que se les remezcle porque sí: "Si simplemente le ponen encima el chimpún del bacalao, no lo entendemos. Aunque hay mucha gente que nos ha conocido a través de ellas y que luego se compra el disco".
"Lo malo es cuando te ponen el listón muy alto y te obligan a vender"
"Hoy en día vender 100.000 copias significa una 'pechá' de gente currando"
Chambao, término andaluz para referirse a cualquier habitáculo montado en la playa para refugiarse del sol y el viento, se formó en una de las casitas bajas a pie de playa del barrio malagueño de El Pedregalejo. Allí ensayaba el trío sus primeras canciones de aire flamenco, cuando un productor holandés que llegó de su país con un estudio de grabación portátil, les oyó y les propuso grabarles. Las puertas de la electrónica se abrieron entonces para ellos. Tras el éxito de aquel disco inicial, Chambao ha probado con otro productor, el italiano Bob Benozzo, y grabado su segundo disco entre Coín (Málaga) y Milán. La banda ve desde la distancia el camino recorrido: "Han pasado muchas cosas. Hemos logrado llegar a mucha gente y, aunque todavía nos queda llegar a mucha más, hemos hecho un montón de conciertos en los que hemos vendido todo".
Este año Chambao ha visto cómo se les reconocía con el premio Ondas al mejor creador musical, aunque ellos prefieren evitar presiones: "Lo malo es cuando te ponen el listón muy alto y te obligan a vender. Hay que tener cuidado con los listones". Oyendo "desde Camarón a Sade, flamenco fusión, carnavales y todo lo que sonaba en la radio hace 10 o 20 años", Chambao sabe que "hacer escuela sería un triunfo, porque significaría que le das a la gente esa chispilla para componer y empezar a hacer música". Mientras, La Mari no reconoce siquiera que su estilo de cantar, de quejío suavizado por la indolencia de la playa y los ritmos digitales, empieza a ser ahora imitado por otras cantantes. Para ellos hay otras cosas más importantes: "Lo más bonito fue lo que nos dijo una vez una mujer: que nuestra música le daba fresquito en verano y calor en invierno".
Babelia
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