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Reportaje:

La peor Real en 40 años

Olabe, el director deportivo, reconoce ya que el principal objetivo es eludir el descenso a Segunda

La mejor Real Sociedad de los últimos 20 años se ha convertido en la peor Real Sociedad de los 40 últimos. El cambio se ha operado con el mismo entrenador, los mismos futbolistas, el mismo consejo de administración y el mismo fervor popular. En la pasada temporada, a estas alturas, era el líder de la Liga española y ahora ocupa una plaza de descenso, no ha ganado ninguno de los últimos nueve partidos, ha sido eliminada de la Copa por el Alavés y, eso sí, se ha clasificado para los octavos de final de la Champions League, aunque con más apuros de los previstos.

Europa es el argumento y la coartada de un diagnóstico que Raynald Denoueix, el técnico, definió con crudeza al termino del partido contra el Valladolid, que la Real perdió (1-3) en una soberana demostración de impotencia: "Nuestra debilidad psicológica no la compensamos con la fortaleza física". Es decir, el equipo flaquea por todos los costados. Tanto, que el director deportivo del club, Roberto Olabe, ya reconoce que el objetivo principal es eludir el descenso: "Para ello hay que dejar a tres conjuntos por detrás".

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Agotamiento mental

La Real ya no piensa en otra cosa. Los datos explican esta nueva actitud, que ya no apela a la largura de la competición para restañar las heridas y los accidentes, sino a la urgencia por reconducir la situación.

Actualmente, el vasco es el cuadro con más solera en la Primera División después de los tres históricos que nunca han descendido a la Segunda: el Madrid, el Barcelona y el Athletic. Desde que ascendió en la temporada 1966-67, en un duelo contra el Calvo Sotelo de Puertollano, jamás había encadenado una racha tan negativa, con sólo tres de los últimos 27 puntos en juego: no gana desde el 26 de octubre, cuando Kovacevic batió al osasunista Sanzol con un remate de cabeza. Ni siquiera en las tres recientes campañas en las que bordeó el descenso presentó unas cifras tan escuálidas.

Entonces, la Real optó por las decisiones precipitadas. Los cambios de preparador se sucedían como un ciclón: John Toshack, Perico Alonso, Javier Clemente... Ahora, el consejo ha decidido renovar a Denoueix con la intención de transmitir un mensaje de tranquilidad que, sin embargo, ha sido muy criticado en el entorno blanquiazul.

Denoueix, que ya vivió una situación similar en el Nantes cuando pasó del cielo, el título, al infierno, la destitución, de un curso a otro, no pierde los nervios y reclama un plus de intensidad a un conjunto que parece gastado, acobardado y con un agotamiento mental del que parece haber tomado nota tras los sopapos del Mallorca (0-1), Betis (0-4) y Valladolid (1-3).

El fortín de Anoeta -la Real no perdió ningún partido en su estadio la pasada temporada- ha caído. Las razones son múltiples. Algunos ex jugadores prefieren pensar en la resurrección de un vestuario que ahora mismo da la sensación de estar abotargado. Dadíe, ex defensa, apunta al influjo psicológico de la Champions, aunque no tanto por el esfuerzo físico que supone como "por la distracción que ha significado para la Liga".

Denoueix, al término de la pasada campaña, ya avisó de que el objetivo era la competición nacional y que la Liga de Campeones era "un premio" del que había que "disfrutar". Sus hombres han interiorizado lo contrario. El sorteo deparó a la Real un grupo asequible para la clasificación, los resultados iniciales acuñaron esa posibilidad y, poco a poco, los aficionados y ellos se han centrado en ese luminoso torneo. La consecución de esa meta se ha pagado en la Liga, especialmente en un once titular que acumula muchos años y muchos kilómetros de fútbol: seis de los once que más minutos han disputado tienen más de 30 años y tres están muy cerca de alcanzarlos. Sólo Xabi Alonso y Nihat muestran una exultante juventud, aunque son los menos parecidos a sí mismos de un curso a otro.

También hay razones sibilinas. Muchos piensan que la Real se quebró en Turín, cuando Denoueix presentó una alineación de circunstancias que fue goleada por el Juventus y motivó críticas sonoras, como las del portero Westerveld reclamando la presencia de los mejores en los mejores partidos. Denoueix salió tocado de esa polémica, como ocurrió anteriormente con el caso De Pedro, sometido a las rotaciones, que encadenó una cascada de rumores que hicieron pensar en épocas recientes de inestabilidad.

La historia, en fin, se repite. Nadie se escapa a los conflictos internos.

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