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Barenboim amenaza con abandonar la dirección musical de la Staatsoper de Berlín

La unión administrativa de las tres óperas deteriorará el nivel artístico, asegura el músico

Berlín está en la ruina y la situación económica le obliga a ahorrar. El Senado (Gobierno) ha creado una fundación que dará techo a las tres casas de ópera de la capital alemana. La solución ha indignado al director musical de la Staatsoper (Ópera Estatal) de Unter den Linden, el argentino-israelí Daniel Barenboim, que califica la medida de "una mezcla de desesperación e hipocresía", llama mentiroso al senador (ministro) de Cultura de Berlín, Thomas Flierl, y amenaza con dimitir de su cargo si advierte un deterioro del nivel artístico de sus proyectos.

La única de las tres orquestas que no está en números rojos es la que dirige Barenboim

Durante más de cuatro décadas, Berlín vivió de las subvenciones procedentes del erario estatal y 14 años después de la caída del muro está en la ruina. El Gobierno, una coalición de izquierda entre los socialdemócratas (SPD) y los ex comunistas del PDS, recorta gastos por doquier en escuelas, jardines de infancia, universidades, sistema de salud y asistencia social.

La cultura, la marca registrada y tal vez el aspecto más atractivo de la capital alemana, no podía escapar a los recortes. En una ciudad con tres óperas, la cirugía presupuestaria amenazaba con cerrar al menos una de ellas. El Senado acordó ahorrar de forma progresiva 33,2 millones de euros hasta 2009, que supondrían el cierre de una, pero se ha optado por otra solución que evite esa solución traumática y permita tal vez racionalizar el gasto. El Gobierno federal ayuda con una aportación de 22 millones de euros a base de asumir varios gastos que corrían hasta ahora a cargo del Senado de la capital. Los fondos que se ahorren, 16,4 millones de euros, se destinarán a la ópera. Una fundación cobijará las tres: la Ópera Alemana en el Oeste y la Staatsoper en Unter den Linden y la Opera Cómica en el Este.

La solución a la crisis financiera de la ópera berlinesa ha indignado al director musical de la Staatsoper, Daniel Barenboim, quien en una entrevista con el prestigioso semanario Die Zeit no ha dejado títere con cabeza. Para Barenboim, la solución equivale a nivelar a la baja: "Es un hecho que la Staatsoper está artísticamente sana. Hay una orquesta y cantantes fantásticos que nosotros hemos descubierto y cultivado. También en lo económico está en una situación sana gracias a los éxitos de nuestras giras. Las otras casas tienen deudas. Todo el mundo sabe que la salud no se contagia, pero la enfermedad, sí. Una fundación no es otra cosa que nivelar por abajo".

La Staatsoper, heredera de la ópera de la desaparecida Prusia, propone pasar a depender del Estado federal y librarse de la dependencia del arruinado Senado de Berlín. La ministra federal de Cultura, la socialdemócrata Christina Weiss (SPD), no quiere ni oír hablar de esta solución, que supondría más gasto para el Gobierno federal, un precedente para las óperas en crisis de otros Estados federados y además no se justifica en la lógica de aplicar los criterios de subsidiaridad y federalismo.

Barenboim arremete contra la fundación, que considera una "insana mezcla de pragmatismo e ideología", y en el mejor de los casos, de una ingenuidad bobalicona, y en el peor, "una mezcla de desesperación e hipocresía". El director de orquesta considera que con la fundación por encima de las tres óperas cada una de ellas perderá su perfil propio: "Es una mentira que en el futuro habrá tres casas de ópera. Tendremos una con tres escenarios. Si esto es lo que se quiere, que lo digan". No soporta Barenboim la idea de entrar en el mismo saco. La Staatsoper no pierde y tiene una ocupación del 78%, mientras las otras están en números rojos y con sólo un 60% de ocupación. De ahí el temor de Barenboim de contagiarse de la enfermedad de las otras. Sostiene Barenboim que la Staatsoper ya saneó su economía desde que él llegó en 1992, cuando había una plantilla excesiva entre 1.100 y 1.200 como consecuencia de la herencia recibida de la desaparecida Alemania del Este. Ahora la plantilla se ha reducido a 800.

El músico amenaza en la entrevista: "Yo no soy un principiante. Si no puedo desarrollar musicalmente lo que considero importante no seguiré con el trabajo". Todavía no ha tomado el director una decisión sobre su futuro, pero advierte: "Tengo que ver cuando llegue el caso si quiero y puedo trabajar aquí". Barenboim no soporta la idea de que, como consecuencia de una baja de salarios, le desmantelen la orquesta construida con mimo y trabajo durante más de una década,

A la pregunta de si una ciudad con 3,4 millones de habitantes necesita tres óperas responde Barenboim: "Cuando un matrimonio tiene tres hijos tiene que ocuparse de los tres. Quizás tiene que trabajar más, pero los padres no pueden echar la culpa sólo a los hijos y decir que no se ayudan. Eso es lo que por desgracia ocurre en estos momentos en Berlín".

Daniel Barenboim, durante un concierto ofrecido en Santiago de Compostela.
Daniel Barenboim, durante un concierto ofrecido en Santiago de Compostela.EFE
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