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Reportaje:PERSONAJE

La revolución Prinz

El presidente del Perugia lucha por reforzar su equipo con la mejor futbolista del mundo porque, alega, ninguna ley lo prohíbe

Enric González

Es fuerte, resistente, remata bien con las dos piernas y con la cabeza, juega con extraordinaria elegancia y no se cansa de ganar. Uno de sus antiguos entrenadores, Jay Entlich, opina que es "imparable en el área" y que debería pertenecer a "un club de primera línea". Pero Birgit Prinz, la mejor futbolista del mundo, es mujer. Y, a sus 26 años, tras haber ganado el Campeonato del Mundo, el Balón de Oro y la Bota de Oro, se encontraba en punto muerto. Hasta que le llegó una oferta desde Italia. El Perugia quiere que juegue con sus hombres y confía en contar con ella para la segunda vuelta de una de las Ligas más competitivas. "Ninguna ley le impide jugar en un equipo masculino", advierte Luciano Gaucci, el presidente del club. La FIFA y la federación nacional se oponen.

La carrera de Prinz ha roto las estrechas costuras del fútbol femenino. Nació en Francfort (Alemania) el 25 de octubre de 1977 y de niña practicó la natación y el atletismo. Pero a los 12 años se integró ya en la plantilla juvenil de un club de su ciudad, a los 16 fue internacional con la selección absoluta germana, a los 17 la condujo hasta el subcampeonato mundial y en 1997 y 2001 al título europeo. Mientras tanto, hizo del Francfort una formación imbatible: seis triunfos en la Bundesliga y siete en la Copa en ocho temporadas, rematadas en 2002 con la victoria en la primera Copa de Europa de la categoría.

La consagración planetaria de Prinz llegó el verano pasado, en el Mundial de Estados Unidos. La selección local era la gran favorita. Jugaba en su casa y disponía de Mia Hamm, considerada durante años la mejor jugadora. Pero la semifinal contra Alemania acabó con todo. Prinz, de 1,79 metros de estatura y 77 kilos de peso, había impresionado en los cinco partidos previos, en los que las germanas habían marcado 23 goles. Y frente a las norteamericanas deslumbró: 3-0 para Alemania. Y en la final, ante Suecia, 2-1. Prinz, la máxima goleadora, fue reconocida como la reina indiscutible de la competición. El lunes pasado incluso compartió con el francés Zinedine Zidane, del Madrid, el trono de la FIFA.

Toda esa gloria, sin embargo, se derrama sobre una difícil situación profesional. Prinz fue fichada en 2002 por el Carolina Courage, uno de los clubes de la WUSA, la Liga femenina estadounidense, la Meca de las futbolistas. Pero al cabo de un año ese organismo se ha cerrado con unas deudas superiores a los 20 millones de dólares. Prinz volvió a Francfort tras el Mundial, se reintegró a su antiguo equipo y recuperó el empleo que desempeñaba antes de su aventura: masajista y fisioterapeuta en un ambulatorio de la Seguridad Social.

Así que Gaucci ha visto en Prinz una ocasión de oro. Un par de cursos atrás ya intentó fichar a dos suecas, pero ambas se negaron. Ella, en cambio, le ha escuchado. Ha negociado este mes con los representantes del Perugia y llegado a un acuerdo. La fenomenal goleadora está decidida a jugar en la Serie A del Calcio, con Shevchenko, Totti y demás, si la federación lo autoriza.

Gaucci es aficionado a las polémicas y los golpes publicitarios. En su historial figura, por ejemplo, la contratación de Al Saadi Gadafi, hijo del líder de Libia, suspendido por dopaje sin haber jugado un minuto en un torneo oficial. Por otra parte, el Perugia se arrastra con pena por la Liga y aún no ha ganado ningún partido. Prinz, que, a diferencia de Gadafi, sabe jugar al máximo nivel, constituiría un espléndido refuerzo.

Joseph Blatter, el presidente de la FIFA, está en contra. "Los equipos mixtos sólo están permitidos hasta los 13 años", apuntó cuando se conoció la oferta del Perugia por Prinz. Pero uno de sus portavoces tuvo que matizar: "La FIFA no dispone de ningún reglamento sobre la eventualidad de que un club profesional masculino inscriba a una mujer. El caso es competencia de la federación nacional". El Federcalcio también está en contra. Admite, eso sí, que está formalmente prohibido que un hombre juegue en un cuadro femenino, pero no lo contrario.

"Si hace falta, iremos a los tribunales", concluye Gaucci; "a principios de enero, Prinz empezará a entrenarse con nosotros".

Birgit Prinz, durante un entrenamiento.
Birgit Prinz, durante un entrenamiento.ASSOCIATED PRESS

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