Ahora, Maragall
Debo denunciar que el pacto de izquierdas envía al paro a centenares de obreros: los imitadores de Jordi Pujol. Sí, claro, también crea nuevos puestos de trabajo porque ahora, éstos, además de imitar a Maragall tendrán que imitar a Joan Saura y Josep Lluís Carod Rovira. Pero son puestos de trabajo precarios. Imitar a Carod y a Saura es tan difícil como imitar a Laporta o a Rodríguez Zapatero. No tienen ni un tic, ni una muletilla, ni una tos... Así que me voy a comprobar cómo se adaptan a estos tiempos tan convulsos algunos profesionales de la imitación, que primero perdieron a Felipe González, luego a Josep Lluís Núñez y ahora pierden al hombre que les ha dado el pan durante dos décadas.
El parque de políticos está en fase de renovación. Los humoristas afinan sus armas para obtener los mejores Saura y Carod
Toni Soler, presentador de Minoria absoluta, de RAC1, me explica que Pasqual Maragall "es muy protagonista del programa porque Queco Novell lo hace muy bien". Y es cierto: el Maragall de Novell ha conseguido engañar a Esperanza Aguirre, a la secretaria de Rodríguez Zapatero y a Rafael Simancas. "Creo que cuanto más de izquierdas y más independentista es uno, más se tiene que burlar de las izquierdas y del independentismo", prosigue Soler. "Tienes que hacer burla de los tuyos, hay que reírse de uno mismo". Novell, preocupado, añade: "No sé si mi imitación va a sufrir algún cambio. El Maragall que yo hacía era el líder de la oposición y ahora es presidente. Esperemos que siga siendo el mismo". Soler se queja de lo complicado que resulta imitar a Carod. "Com es diu el defecte d'en Carod?", le pregunta a uno de sus colaboradores. Y luego me lo aclara: no pronuncia bien las r intervocálicas. Los integrantes del programa presumen de ser los primeros en haber conseguido un Saura. Lo hace Cesc Casanovas. Pero el reto, cuentan, "es sacar un buen Carod".
Toni Clapés, presentador del programa Versió original, en las tardes de Catalunya Ràdio, está en ello. "Ya sale en antena, pero aún lo vamos perfeccionando. Estamos trabajando contrarreloj", explica. "Es que es un encargo de última hora. No lo esperábamos. De repente te encuentras con dos personajes nuevos. Lo hace Pep Plaza. A mí no me sale. Supongo que la coña la encontraremos cuando haya discrepancias entre ellos. Maragall será como el padre, el que les pega la bronca". Clapés es pionero de los imitadores de Maragall. Empezó en Radio Barcelona, en el programa de Jordi Hurtado, antes de los Juegos Olímpicos. "Es muy fácil. Le haces nasal, despistado, y ya lo tienes. Hago el retrato del hombre cansado que dice: 'Ara haig de fer això? Ara ens hi posem'. Hay gente muy complicada, como Laporta. Si no te sale, tienes que buscar ramas. Un Stoichkov, un Rijkaard... Ahora, machacar a Pujol me parece facilón. La burla de Pujol la hemos hecho durante los años en que ha estado en el poder y, en estos momentos, hacemos un Pujol que viene al programa a pasar el rato. Lo que toca es hacer un seguimiento de los que mandan. Nosotros hacemos un paralelismo con los tres mosqueteros y D'Artagnan [que es Artur Mas]". Y añade: "Boadella fue atrevido y transgresor porque se metió con Pujol y la Moreneta cuando mandaba Pujol, y en su último Ubú ya sacó a un Maragall que tenía los mismos delirios de Pujol".
Unas mesas más allá de la redacción de Versió original se sientan los componentes del espacio de humor 'Alguna pregunta més?', de El matí de Catalunya Ràdio. Adrià Cuatrecases está trabajando la imitación de Saura y Carod. Carod ya sale en antena, pero Saura todavía no. "Vamos buscándole tics. Convierte las g en x y dice mucho la palabra excel.lent, pero cuesta. En el caso de Carod, "el 'mans netes' es un ítem al que nos hemos agarrado. Su dificultad es que cambia mucho de tono cuando está exaltado o cuando habla de manera pausada. El mítin de la noche electoral nos mostró un Carod distinto". Carles Capdevila, director del espacio, explica que tienen en cartera a Mas y a Maragall desde finales de la temporada pasada y que a Carod le imitan desde el final de la campaña. "Hacemos a los personajes en función de su protagonismo. Los que están en el poder hablan más; por tanto, meten más la pata. Por eso les imitamos. Elegimos a los personajes por criterios humorísticos".
Pero ¿qué opinan los imitados? Para que no se diga, llamo a Iniciativa Verds. Joan Saura, que está reunido, contesta: "¡Sí! Me gusta mucho que me imiten y además me hace mucha gracia". Llamo a Esquerra y Carod dice esto: "No me sabe mal en absoluto que me imiten. Conozco a algunas personas que lo hacen muy bien, por cierto". También le pregunto si cree que imitarle es difícil. "Sé que lo comentan. Sinceramente, no creo que lo sea tanto. Yo lo hago cada día y me sale la mar de bien". Finalmente, llamo al PSC y pido la opinión de Maragall. "Es muy bueno que haya humor e ironía sin complejos", contesta. Y a la hora de dar un consejo a sus imitadores declara: "¿Consejo? Que no pierdan nunca la imaginación?".
Sí, sí, todo esto es muy bonito. Estoy conmovida. Pero si Maragall y, sobre todo, Carod Rovira y Saura quisieran ayudar de verdad a los trabajadores, empezarían a soltar muletillas, equivocaciones y a tener tics. Por eso, no estará de más que el gremio de cómicos pagara una placa en homenaje a Jordi Pujol. Propongo este texto sencillo: "Echaremos de menos tus toses, tus latiguillos y tus 'miri, escolti'. Siendo tan imitable, te has convertido en inimitable".
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