Curiosidad histórica
Estudio de R. Teichmann. 1913.
El maestro alemán Richard Teichmann (1868-1925), que había perdido un ojo, llevaba un parche negro y parecía el dios Wotan, fue un destacado competidor de torneos, pero no incursionó sino de forma excepcionalísima en el campo de la composición. Ésta es, sin duda, la más notable de esas excepciones; extrajo la idea del presente estudio de una de sus partidas, y plasmó un trabajo muy notable. En apariencia las blancas están perdidas; su rival se apresta a coronar inevitablemente, y los peones sueltos y aislados en e6 y h5 parecen muy pobre compensación ante tanta ventaja. Sin embargo, explotando adecuadamente sus posibilidades, el primer jugador obtiene el empate. La primera jugada es 1 h6 j.!, que aleja al rey del peón de e6. Después de 1... R - h6 / 2 e7, Tb8 la idea de las blancas aparece clara: coronar para desviar la torre y aproximarse con el rey al peón de a2, pero parece que los tiempos no dan: después de 3 Rc1 no sirve 3... Tc8 / 4 Rb2 con tablas inmediatas, pero la tranquila 3... Rg7 parece ganadora; después de 4... Rf7 las negras recuperarían libertad para su torre, después de lo cual la victoria sería elemental. Sin embargo, las blancas continúan con su proyecto: 4 e8=D!, T - e8 / 5 Rb2 y si ahora 5... Ta8 / 6 Rh1, seguida de 7 Cb4 con claro empate; sin embargo las negras juegan, con apariencia triunfal, 5... Te2, que amenaza tanto 6... a1=D j. como 6... T - c2. En este momento aparece la clave de la solución: 6 Ra1!, y tablas. Si 6... T - c2 las blancas están ahogadas, y a cualquier otro movimiento seguiría 7 R - a2, con tablas teóricas. Histórico por su excepcionalidad, sin duda, pero también muy hermoso.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.