Rijkaard se pone serio

Aunque nunca se le pondrá la cara de mister Mármol [Rinus Michels] ni se enfadará tanto como tío Louis [Van Gaal] ni tendrá el carácter de Johan [Cruyff], a Frank Rijkaard ha empezado a notársele la vena holandesa. A saber: el entrenador del Barcelona sale al encerado para cantar la caña sin miramientos. La actuación de la delantera azulgrana en el partido de la Copa del Rey disputado el pasado martes ante el Ciudad de Murcia en La Condomina le resultó tan descorazonadora que llegó a la conferencia de prensa y, sin atender al marcador (0-4), expuso: "Algunos atacantes no están teniendo un buen rendimiento. Lo vengo observando desde hace tiempo. Llevan pocos meses en la plantilla, pero lo que no puede ser es que, cuando tengan que centrar o chutar, se dediquen a otras cosas que sirven para poco". A buen entendedor... Quaresma y Luis García, los dos jugadores de las bandas, quedaron retratados. ¿Y Saviola? Rijkaard contestó: "Ha bajado mucho su rendimiento después de marcar el gol". Y, para remachar su intervención, puso como ejemplo al joven Oriol Riera, que, con 17 años y cinco meses, se convirtió en el tercer debutante más joven en la historia del equipo azulgrana, tras Paulino Alcántara y Nano, hoy en el Atlético: "Ha entrado en el campo en un momento difícil y ha hecho muy bien su trabajo, facilitando los dos últimos goles con sus movimientos ofensivos".

"No puede ser que, cuando tengan que centrar o chutar, se dediquen a otras cosas"

Luis García y Quaresma representan la alternativa a una vieja guardia muy cuestionada desde un sector de la grada y la propia directiva y a la que Rijkaard ha dado salida: Overmars -el martes marcó dos goles-, y Kluivert -lesionado en Murcia y autor en las últimas seis jornadas ligueras de cinco goles-, reivindican, en este sentido, el papel de los veteranos ante los noveles.

Kluivert es el segundo goleador de la plantilla, con siete tantos, uno más que Saviola y tres menos que Ronaldinho, con diez. Desequilibrante en las tres competiciones, ha metido cinco goles en doce partidos de Liga, tres en tres de la Copa de la UEFA y dos en dos de la Copa.

Ningún jugador, sin embargo, se ha sentido aludido por las crítiticas de Rijkaard. Saviola siempre ha sabido asumir su situación, tanto siendo titular como suplente, y lo único que ha pedido públicamente es una cierta continuidad a una alineación tipo. Quaresma es más reservado y ha alternado momentos brillantes con otros desacertados. Y Luis García ha perdido gas en la misma medida que Overmars ha recuperado protagonismo. "No creo que sea un problema de actitud", advirtió ayer el delantero catalán; "una cosa es que no te salga un buen partido y otra que no pongas los cinco sentidos en lo que hagas".

Todos saben, en cualquier caso, que Rijkaard se ha puesto serio. Las declaraciones posteriores a la clasificación para los octavos de final de la Copa se han producido después de que el entrenador ya se quejara, tras el derby con el Espanyol del pasado sábado, de la falta de oficio y liderazgo del equipo. El técnico se ha referido igualmente en distintas entrevistas a la mentalidad de los futbolistas, faltos a veces de espíritu ganador.

Los jugadores se muestran receptivos a las demandas de Rijkaard, muy presionado por los resultados, y públicamente elogian su pedagogía. El holandés está aclimatándose a un club muy complicado y renovado cuya bandera es Ronaldinho en la cancha y el presidente, Joan Laporta, en el palco. A él le toca montar un equipo y, de momento, ha tocado muchas teclas, desde el portero hasta el extremo izquierdo.