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Crónica:FÚTBOL | Dieciseisavos de final de la Copa, última eliminatoria a partido único
Crónica
Texto informativo con interpretación

¿Quién quería ganar?

Un Alavés tímido se impone finalmente a una Real hecha de suplentes y con la mente en la Liga

¡Pobre Copa cuando no se sabe quien quiere ganar! Véase a la Real, triunfante en Europa y acuciada en la Liga, alinear a siete suplentes y cuatro jugadores del segundo equipo en Mendizorroza. Y al Alavés, guarecerse con cinco defensas, cuatro centrocampistas y un delantero. Desidia contra miedo. Al menos, Raynald Denoueix lo anunció en la víspera: "La prioridad es el partido de Valladolid. La Copa no es ahora nuestro objetivo". Así que paso a la chavalería, minutos a los habitantes del ostracismo y descanso a los que van a tener que apechugar con la resurreción liguera del equipo.

Lo del Alavés no tenía nombre. Pepe Mel, atacado de pánico, trató a la Real con un respeto que parecía, dicho suavemente, excesivo. Emulando a Carlos Queiroz, el técnico del Madrid, en Sevilla, a los 30 minutos se cargó a uno de sus tres centrales -casualidad, Ochoa, el más joven, el suplente- para dar entrada a un segundo delantero, Kiko. Ocurría que la Real, en una llegada por la derecha, había marcado en un centro medido de Zubiaurre que cabeceó Mikel Alonso. Ponga cinco defensas para eso, para que alguien llegue desde atrás y remate a placer como si no hubiera ninguno. Nadie había hecho nada interesante hasta entonces, pero al menos esa jugada fue un ejercicio de precisión realista y un ejemplo de pereza alavesista.

ALAVÉS 2 - REAL SOCIEDAD 1

Alavés: Juan Pablo; Coira, Trotta, Téllez, Ochoa (Kiko, m. 30), Sietes; Astudillo, Turiel, Pablo (De Lucas, m. 46), Magno; y Rubén Navarro.

Real Sociedad: Alberto; Zubiaurre, Gurrutxaga, Azpilicueta, Garrido (Alkiza, m. 80); Boris; Prieto (Oskitz, m. 85), Aranburu, Mikel Alonso, Barkero (Domínguez, m. 88); y Lee.

Goles: 0-1. M. 17. Centro de Azpilicueta y cabezazo de Mikel Alonso.

1-1. M. 81. Saque de esquina que Rubén Navarro remata en el área pequeña.

2-1. M. 83. Colada de Magno por la derecha y su pase atrás lo remacha Kiko.

Árbitro: Téllez Sánchez. Amonestó a De Lucas, Boris, Aranburu y Kiko.

Unos 9.000 espectadores en Mendizorroza.

La tendencia del partido parecía mortal y el gol de Alonso certificaba la defunción. Poco que objetar a la Real, que, sin descartar la victoria, no lamentaría la derrota. Lo del Alavés era más preocupante. Durante la semana había vendido la idea de que en Segunda, en 1997-98, había hecho su mejor Copa, eliminada sólo en las semifinales tras cargarse al Deportivo y el Madrid entre otros. Sortilegio en Mendizorroza, pero frustración a fin de cuentas. El público no acudió y el equipo tampoco. Impotencia, juego predecible, topetazos, parsimonia, balonazos... Todo un recital de inexactitudes alavesistas frente a un rival que, visto el botín y las fuerzas que tenía, decidió protegerlo por si sonaba la flauta y la Real, sin querer, se metía en los octavos de final.

El Alavés tocó a rebato. Si se juega mal, por lo menos queda la presión y el agobio como aergumentos, dos factores que suelen hacer mella en los jóvenes debutantes. Y ocurrió. En un saque de esquina marcó Rubén Navarro en una sucesión de rebotes. Y luego lo hizo Kiko en un alarde de velocidad y control de Magno por su banda. Hasta ahí había llegado el sueño de la chavalería realista, a la que el partido se le hizo largo. Fue una derrota sin dolor, casi prevista, casi anunciada. Fue una victoria del Alavés sin honor, sin color, sin sabor. ¡Pobre Copa!

Magno trata de penetrar en el área realista.
Magno trata de penetrar en el área realista.L. RICO

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