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Reportaje:FÚTBOL | Sorteo de la Liga de Campeones y la Copa de la UEFA

Partidazos a la vista

Bayern-Real Madrid, Celta-Arsenal, Deportivo-Juventus y Lyón-Real Sociedad, eliminatorias de octavos en la 'Champions'

El Bayern Múnich de hoy, clasificado por los pelos en la fase previa de la actual Liga de Campeones y cuarto en la Bundesliga a seis puntos del líder Stuttgart, es la expresión palpable de un fútbol rácano y minimalista. No obstante, hasta finales de febrero correrá mucha agua por el Isar y el Manzanares.

La imagen del Titán Kahn por los suelos, al borde del colapso psicológico por la tensión sufrida hasta el último minuto en el decisivo partido Bayern-Anderlecht del miércoles, refleja el estado actual del equipo bávaro. Un penalti injusto, transformado por Makaay, dio la victoria mínima por 1-0 al Bayern contra el mediocre equipo belga. Los bávaros se salvaron gracias a un balón que sacó Lizarazu de la raya y a un paradón de Kahn en el último minuto.

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La fase previa del Bayern ha sido un claro exponente del fútbol minimalista de este equipo. Su marcha en la actual Bundesliga, otro tanto. Los escándalos se suceden con amplia repercusión mediática, como casi siempre en este club, y abarcan desde cornamentas matrimoniales al internamiento en una clínica psiquiátrica de una de sus figuras, el centrocampista Sebastian Deisler, víctima de una profunda depresión.

La temporada empezó para el Bayern con la crisis de su pilar Oliver Kahn. El fenomenal portero sufrió un aluvión de titulares de prensa, tras abandonar a su esposa recién parida por una chica joven conocida por su presencia en las discotecas de moda de Múnich, y una enfermedad de la vista que le hacía tragarse los goles. Kahn parece repuesto y ya vuelve a parar hasta lo imparable.

Otro factor de crisis en el Bayern actual es su figura en el centro del campo Michael Ballack, que no acaba de asumir el papel de director que ejercía Stefan Effenberg en temporadas pasadas. El ex madridista Günter Netzer atribuyó a su condición de alemán del Este sus carencias para ejercer el liderazgo. En la delantera el ex deportivista Roy Makaay ha marcado cinco de los seis goles del Bayern en la fase previa.

- Henry, el puñal del Arsenal. El Arsenal, informa Walter Oppenheimer, recibió su emparejamiento con el Celta con una de los tópicos más manidos del fútbol en estos casos: "Podría haber sido peor, pero no hay partidos fáciles en octavos de final en Europa", declaró su vicepresidente, David Dein. Los cañoneros de Londres, que pasan por ser uno de los equipos más rápidos del planeta, debutaron con una estrepitosa derrota en casa con el Inter (0-3) y en la cuarta jornada estaban virtualmente eliminados cuando el defensa Ashley Cole marcó el gol de la victoria ante el Dynamo de Kiev (1-0) a dos minutos del final. Olvidados los complejos que atenazan a este equipo en Europa, los cañoneros se pasearon en San Siro (1-5) y derrotaron al Lokomotiv (2-0) para acabar en cabeza del grupo.

Arsène Wenger, el técnico francés, un apasionado del juego veloz y del contraataque mortal, se ha apoyado en sus compatriotas para hacer de los cañoneros un equipo ganador. Vieira en el centro del campo y Henry y Pires delante forman la espina dorsal. Algunos expertos creen que el punto débil del Arsenal es un banquillo que no está a la altura de su rutilante 11 titular.

- Nedved emociona al Juventus. La Juventus de Marcello Lippi es un equipo que juega como si disputara una batalla naval: todo está previsto y todas las maniobras se coordinan correctamente. Lippi, informa Enric González, ha inculcado a la plantilla la capacidad de adaptarse tácticamente a cualquier encuentro; el talento en la disposición sobre el césped, unido a unas cuantas individualidades de máximo nivel mundial y al espíritu combativo que caracteriza de siempre a la Vieja Dama turinesa son los puntos fuertes de la Juve de este año. Hay también puntos flacos: un hueco justo delante de los centrales y una dependencia excesiva de Nedved. La cobertura de la puerta no admite discusiones. Buffon es un portero extraordinario, quizá el mejor del momento. La defensa, siempre de cuatro, es óptima por las bandas (Thuram en la derecha y Zambrotta en la izquierda) pero muestra deficiencias en el centro. Las dificultades que la Juve padece en la parte de atrás proceden, en buena parte, de la falta de un medio defensivo que sepa estar siempre ahí. Appiah y Davids son buenos recuperadores a los que traiciona la vocación de marcharse adelante; Camoranesi es más inventor que destructor. En realidad, todos intentan acercarse a la zona emocionante, la que ocupa Nedved. El mediopunta checo lo hace todo bien. Cubre terreno, ofrece asistencias magníficas y marca con facilidad. Si el contrario le roba espacio a Nedved y éste no puede suministrar balones, las dos puntas (Trezeguet y Del Piero) son previsibles; si Nedved se maneja con soltura, el ataque de la Juve es demoledor.

- El Lyón y la magia de Juninho. La gestión del ambicioso presidente Jean-Michel Aulas ha permitido que el Lyón diera en los últimos años el salto definitivo a la elite del fútbol galo, informa Luis Miguel Hinojal. De ser un club de segunda fila ha pasado a convertirse en una potencia nacional, ganando las dos últimas ligas con una eficiente política de fichajes. Segundo clasificado en la liga, a seis puntos del Mónaco, ha logrado superar en su grupo a rivales con mucha más tradición, como Bayern, Celtic o Anderlecht. Conjunto equilibrado, con mucha altura en sus centrales brasileños (Edmilson y Caçapa) y laterales ofensivos, tiene en el también brasileño Juninho Pernambucano al director de un medio campo trabajador, veloz y con buen manejo de la pelota. Juninho es un espíritu libre muy dinámico, con llegada, gran disparo -es un excelente lanzador de faltas- y mucha precisión en los envíos a los veloces delanteros Luyindula o Elber, que todavía no ha alcanzado la productividad que mostrara en el Bayern.

A la izquierda, Makaay, durante un entrenamiento con el Bayern. A la derecha, Henry celebra un gol al Inter en San Siro.
A la izquierda, Makaay, durante un entrenamiento con el Bayern. A la derecha, Henry celebra un gol al Inter en San Siro.AP

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