"La fotografía es arena que sirve para modelar"
Insiste en calificarse como un cobarde por tardar mucho tiempo en poner en marcha las ideas que se le pasan por la cabeza, aunque sus obras le desmienten al descubrir a un artista que no deja de innovar y que parece incómodo cuando siente que comienza a repetirse. Vik Muniz (São Paulo, 1961) llegó a Nueva York hace dos décadas sin sospechar que acabaría por convertirse en un artista de fama internacional a través de la reproducción de obras de arte famosas y la elaboración de retratos con materiales tan insospechados como azúcar, chocolate, tierra o juguetes. Una vez pintados estos cuadros son fotografiados y pasan a convertirse en el producto final de un proceso donde el artista juega con el recuerdo que los espectadores conservan de estos famosos iconos.
"Hay muchos trabajos de Bellas Artes que se parecen a la publicidad mala y también mucha publicidad parecida al arte"
Muniz es un constante torbellino de ideas que no pierde la ocasión de hablar con entusiasmo de sus nuevos proyectos, como fotografiar la parte trasera de grandes obras de la pintura o trabajar en la reproducción de imágenes microscópicas. El próximo jueves se inaugura en el Centro Galego de Arte Contemporánea (CGAC) de Santiago de Compostela una amplia retrospectiva de su obra que, posteriormente, viajará a Dublín y en noviembre de 2004 llegará a Madrid. La muestra se compone de 53 piezas agrupadas en series que normalmente aluden al material con el que han sido fabricadas: Imágenes de alambre, Los niños de azúcar, Imágenes de chocolate, Imá genes de polvo, Imágenes de nubes, Cárceles, Serie erótica, Almohadas (a partir de Durero) y Catedrales. Esta última recoge varios trabajos que Muniz realizó tras recorrer el Camino de Santiago la pasada primavera.
PREGUNTA. ¿Se considera un fotógrafo puro o la fotografía sólo es una parte más de su trabajo como artista?
RESPUESTA. La fotografía es un aspecto de la parte final de mi trabajo y lo hago de forma muy simple y pura porque no utilizo artificios, es decir, la aprehensión de la imagen la hago de forma tradicional. En ese aspecto soy un fotógrafo puro, pero al mismo tiempo la fotografía me permite jugar con muchas otras disciplinas. Siempre he estado muy interesado en el arte como algo totalmente interdisciplinario. Como dijo McLuhan, a través del choque de los medios se pueden crear nuevas fórmulas. La fotografía es arena con la que se pueden modelar muchas cosas.
P. Sus fotografías son algo más que una copia con matices de obras de arte o retratos de personas.
R. Es una cuestión compleja. El ejercicio de una disciplina puramente representativa es una manera indirecta de hablar sobre la realidad de las cosas. La objetividad que muchos fotógrafos imaginan es una ilusión. Estamos en un universo de signos e imágenes en el que la realidad es muy confusa e imposible de definir, ¿cómo puedes definir la forma de un lago cuando estás dentro de él? Es muy difícil. No estoy interesado en la reproducción fiel de la realidad, prefiero mostrar la tendencia del ojo hacia la ilusión porque es una forma de realidad. Tenemos una facilidad muy grande para ver imágenes dentro de imágenes y hacer interpretaciones que tienen que ver con la memoria y los recuerdos personales. Al utilizar imágenes famosas nunca pienso en el lugar que éstas ocupan dentro de la historia del arte. Tengo una relación personal con estas imágenes y juego con la memoria que las personas tienen de ellas. Cuando el espectador ve mis obras tiene que volver a analizar no sólo la imagen sino la memoria que tiene de la misma. Escojo los materiales y las imágenes de forma accidental, pero éstas tienen que ser muy conocidas y arquetípicas porque intento imaginar la impresión que le pueden producir a cada espectador.
P. ¿Hay una intención metafórica en el uso de materiales como el chocolate, el azúcar o la tierra?
R. Cada material ofrece una posibilidad diferente de interacción con el sujeto. Por ejemplo, el chocolate está totalmente cargado de interpretaciones diversas que pueden significar muchas cosas. Lo utilizo para escenas de hambre o de muerte, pero también para un beso. Otros materiales tienen una función más racional, así las obras que realizo con polvo están relacionadas con la escultura minimalista. A veces uso materiales tan simples como el azúcar porque juego con ellos en casa y se me ocurren ideas. Otras veces surgen cuando voy al supermercado o a tiendas de juguetes, que son una gran fuente de inspiración para mí.
P. ¿Sigue empleando los mismos métodos de trabajo que en sus comienzos?
R. Cuando empecé a trabajar no tenía la mínima noción de lo que estaba haciendo, me dedicaba a experimentar. Ahora, después de mi primera retrospectiva, he comprobado que todas mis experiencias están relacionadas unas con otras. Mi trabajo ahora parece muy organizado, muy directo, muy relacionado..., pero pienso que es una falsa impresión. Sin embargo, siguen presentes los aspectos principales como el transmitir al público una especie de vacuna contra las imágenes que ven todos los días en los medios de comunicación.
P. En los últimos años sus obras se han llenado de color, un elemento que antes apenas utilizaba.
R. Soy muy cobarde, paso mucho tiempo pensando en lo que voy a hacer. Al principio hacía fotos con alambre, que era algo muy simple, casi infantil. Luego me dediqué a los paisajes y empecé con otras cosas más complejas. El color viene más tarde. Yo hago todo muy lentamente e introduciendo nuevos aspectos. Ahora estoy haciendo un libro que habla sobre la historia de la representación, y es curioso porque hay un paralelo con mi trabajo. El hombre empezó a dibujar con líneas básicas y poco a poco fue complicándose, algo similar me ocurre a mí.
P. Usted trabajó como publicista y tal vez podría hablarnos sobre la línea que separa el arte de la publicidad de calidad.
R. Esta línea es desafiada continuamente. Hay muchos trabajos de Bellas Artes que se parecen a la publicidad mala y también mucha publicidad parecida al arte. Más interesante que la línea divisoria es ver cómo cada cosa influye en la otra. Para mí todas las imágenes tienen un valor. Por ejemplo, veo mucha televisión, hasta las cosas más grotescas, los anuncios publicitarios, etcétera. Si sabes cómo ver un anuncio te vas a informar mucho sobre la cultura o el ambiente del país en el que te encuentras.
P. ¿Cómo intuye que evolucionará su trabajo en los próximos años?
R. La aceleración tecnológica nos confunde y a la vez nos abre nuevos caminos. No descarto empezar a utilizar imágenes que se mueven, pero soy un cobarde y me va a llevar algo de tiempo decidirme. El problema del cine es que si la imagen se mueve tú te tienes que quedar quieto, y eso me enfada un poco porque a mí me gusta la idea de aproximación, ver cómo una imagen cambia cuando te acercas. En el futuro haré cine pero de una forma primitiva, es un camino natural para mí. Tengo la tecnología para hacerlo y estoy jugando con esa posibilidad, tal vez en diez años...
Vik Muniz. Centro Galego de Arte Contemporánea. Ramón del Valle-Inclán, s/n. Santiago de Compostela. Del 18 de diciembre al 7 de marzo de 2004.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.