_
_
_
_
Crónica:FÚTBOL | Concluye la primera fase de la Liga de Campeones
Crónica
Texto informativo con interpretación

Trámite bajo la lluvia

El Madrid se permite empatar con el Oporto en un partido lastrado por el agua

Santiago Segurola

El Madrid cumplió con el trámite y cerró la primera fase sin problemas. El empate frente al Oporto no tuvo otra historia que confirmar su primer puesto en el grupo, con las ventajas que de eso se derivan en la próxima ronda. El temprano gol de Solari, tras una excelente jugada de Zidane, Figo y Ronaldo, evitó cualquier emoción al partido. El Oporto se resignó a su suerte y aceptó una noche rutinaria, sin ningún detalle para recordar.

Todos los elementos conspiraron contra el fútbol en el Bernabéu. Una cortina de agua se abatió sobre el campo, que se convirtió en el primer enemigo de la pelota. Aunque el drenaje es estupendo, el diluvio fue imponente. No había manera de precisar los pases, de garantizar la continuidad en el juego, algo que siempre interesa a los equipos que prefieren el juego corto. El partido tampoco tenía rango de decisivo. Todo lo contrario. Era el típico encuentro sin poder de convocatoria para los jugadores y para el público. Casi resultó sorprendente la respuesta de la hinchada. Media entrada en el Bernabéu en esas condiciones es más de lo que se podía esperar.

REAL MADRID 1 - OPORTO 1

Real Madrid: César; Salgado, Pavón, Raúl Bravo, Roberto Carlos; Borja (Jordi, m. 89), Cambiasso; Figo (Miñambres, m. 46), Zidane, Solari; y Ronaldo (Portillo, m. 46).

Oporto: Vítor Baia; Ferreira, Carvalho, Emanuel, Ricardo Costa; Costonha, Mendes, Deco, Alenitchev (Bosingwa, m. 80); Derlei (Moraes, m. 93) y Jankauskas (Almeida, m. 74).

Goles: 1-0. M. 9. Tras un saque de banda en la derecha, Zidane cede de tacón a Figo, que progresa y envía a Ronaldo, quien deja pasar el balón para que Solari, entrando por la izquierda, marque por bajo.

1-1. M. 35. Derlei transforma un penalti cometido por Salgado sobre Deco.

Árbitro: Stephen Bennet (inglés). Amonestó a Costinha.

Unos 40.000 espectadores en el Bernabéu. En el minuto 57, un espontáneo se encadenó al poste de una de las portería con una camiseta en la que podía leerse: "Pido justicia. Reclamo mi herencia al Vaticano".

Más información
El Celta resucita a tiempo

El gol de Solari eliminó cualquier asomo de pugna entre los equipos. Al Oporto le correspondía marcar cuatro goles para colocarse en la primera posición del grupo. El trabajo, naturalmente, era imposible.

Queiroz alineó a la mayoría de sus estrellas. Allí estaban Roberto Carlos, Figo, Zidane y Ronaldo, con más o menos ganas. Figo estuvo por encima de todos en el primer tiempo. Jugó con decisión, energía y buen ojo. En realidad, el Madrid lo dijo todo en la banda derecha, lo bueno y lo malo. Figo fue el mejor del equipo, pero no encontró ayuda en Salgado, que se equivocó como no lo ha hecho en muchos años. Inauguró su mala noche con un error y persistió hasta cometer uno de los penaltis más absurdos que se recuerdan en Chamartín. Todo por conducir la pelota en contra de su perfil natural. En lugar de despejarla, la llevó alegremente desde el lado derecho del área hasta el izquierdo, perseguido por Deco, que no veía la ocasión de arrebatársela. Cuando se la quitó, Salgado le trabó y le derribó. Deco estaba de frente al graderío de la Castellana, sin posibilidad alguna de hacer algo decente en la jugada, encantado de recibir la patada en el área. Marcó el Oporto y no cambió nada. El Oporto tenía demasiado Tourmalet que escalar.

El Madrid tampoco pareció muy feliz en el partido. No le faltó el punto laborioso, necesario para impedir cualquier aventura al Oporto, pero la noche no convocaba a la imaginación. No a la de Zidane, que jugó todo el encuentro con cierto desinterés. Tampoco hubo noticias de Ronaldo. No era una de las citas que el brasileño marca en rojo. Le sustituyó Portillo, cuya eficacia como goleador se ha evaporado esta temporada. Antes aprovechaba los minutos con una extraña facilidad para anotar goles, algunos de gran importancia, como aquél de última hora en Dortmund. Sin los remates de Ronaldo y de Portillo, ni tan siquiera se puso a prueba a Vítor Baia, cuyas extravagancias han costado sonoras derrotas al Oporto en el Bernabéu. No hubo más que una lenta espera hasta el final del partido, apenas alterada por un nuevo error de Salgado en su área. Decididamente, no fue el mejor de sus días. Poco importaba en una noche sin trascendencia.

Zidane intenta llevarse el balón ante un jugador del Oporto.
Zidane intenta llevarse el balón ante un jugador del Oporto.GORKA LEJARCEGI

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_