Cuestión de trato
Dice que cuando va a un hotel lo que más valora es el trato. Y datos tiene para comparar entre unos y otros, porque José Guillermo Díaz Montañés, recientemente elegido presidente de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos, conoce más de 200. Gestor reservado y poco carismático, según quienes están cerca de él, pero también muy eficiente, Díaz Montañés accede a este cargo desde la presidencia de Zontur, la agrupación hotelera turística recientemente fusionada con la Federación Española de Hoteles para agrupar en una sola organización los intereses del sector. "No tenía sentido que hubiera dos agrupaciones empresariales", dice, "cuando la globalización y los cambios de la demanda a los que tenemos que hacer frente lo que piden es una institución fuerte para defender nuestros intereses".
Lo primero que quiere lograr en su nuevo cargo es que la fusión sea rápida, de manera que la Confederación funcione bien lo más pronto posible y, luego, que se convierta en referencia de los hoteleros y en una institución dinamizadora.
Díaz Montañés se confiesa "enamorado" del sector, al que llega, dice, "por casualidad", en 1990. Miembro de la familia que poseía la empresa de alimentación El Caserío, empezó llevando los intereses hoteleros del grupo y quedó enganchado por un negocio al que nunca pensó acceder cuando terminó la carrera. Ingeniero del Icai y master por el IESE, pensaba más bien en una consultoría. Y, en Madrid, donde ha vivido hasta los 25 años. Pero su actividad profesional le ha llevado a Mahón, donde reside, y donde disfruta de una calidad de vida que considera envidiable, pese a la dificultad de las comunicaciones en invierno. Allí, en Menorca, Díaz Montañés, nacido en junio de 1962, casado y con dos hijos, lo primero que hace cada mañana es ir a correr, junto a la lectura, una de sus grandes aficiones. Recorre diariamente 10 kilómetros en lo que llama su "hora tranquila" y en la que, zancada tras zancada, se dedica a reflexionar. "Es un momento para estar conmigo mismo", afirma. La lectura le sirve para desintoxicarse "con novelas entretenidas" y para aprender gestión. No en vano dicen que su preocupación por el management moderno es otra de sus características.
Cree que los grandes retos de los hoteleros españoles son la desestacionalización y la búsqueda activa de clientes. Y, cuando se le pregunta, afirma que el turismo no está bien considerado, ni por la sociedad, ni por la Administración.
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