El peor traje de Simeone
Simeone, que tras muchas cicatrices se ganó a pulso su reputación como centrocampista, nunca ha sido central. Pese a que el Inter, que adora la producción de defensas, le probara en dicho cargo, al argentino le falta instinto y temple para el puesto. Sacar la escoba en el medio es una cosa y adivinar las tretas de los delanteros es otra. En el eje la sangre puede hervir; en la zaga se precisa intuición, sosiego. Son oficios diferentes, por más que diga el manual de Manzano, empecinado en cambiar el traje de Simeone. Y encima en el peor escenario posible y ante el delantero más rutilante del planeta.
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