"Ya es hora de ganar fuera y en pista rápida"
Concluirá este curso sólo como el número tres del mundo, pero lo cierto es que ha sido pletórico para él. Juan Carlos Ferrero, de 23 años, valenciano de Ontinyent, dio un salto espectacular en su carrera cuando en junio ganó su primer título del Grand Slam en Roland Garros. Corroboró luego su gran momento llegando a la final del Open de Estados Unidos tras vencer al australiano Lleyton Hewitt y al norteamericano Andre Agassi -la perdió ante el también estadounidense Andy Roddick- y ostentando el primer puesto durante ocho semanas. Su último objetivo es ganar la Copa Davis.
Pregunta. Una gran campaña, ¿no?
Respuesta. He cumplido todas las metas que me había marcado. Es para recordarla. Me ha ido superbien. Nos falta la Copa Davis. Pero incluso las lesiones me han respetado. He jugado muchos partidos y finales importantes y, aunque he perdido algunas, he ganado muchas más.
"Los más importantes son los dos primeros puntos individuales. Debemos basarnos en ellos"
"He cumplido las metas que me había marcado. Un año para recordar. Sólo me falta la Davis"
"Para ellos es la revancha. Son los que tienen que ganar. Eso les pondrá mucha más presión"
P. Ya no sorprende verle jugar bien en pistas rápidas, pero tal vez sí que estuviera al nivel que demostró en Wimbledon. Es un todoterreno absoluto.
R. Tener una pista indoor [bajo techo] y de hierba sintética en mi academia se agradece. Te facilita cualquier tipo de entrenamiento y supone una comodidad. Poder pisar el césped justamente cuando acabó el torneo de Roland Garros o entrar en un pabellón en la temporada de invierno, y hacerlo en casa, te ayuda bastante a llegar bien adaptado a las competiciones.
P. ¿Se ha sorprendido a sí mismo?
R. Quizá, en Wimbledon. Me me adapté muy bien y gané a Escudé [Nicolás, francés], que juega muy bien en la hierba. Pero en indoor, no. Ya hace tiempo que estoy jugando muy bien en estas superficies. Lo demostré el año pasado llegando a la final del Masters. Para mí, en cualquier caso, fue una gran satisfacción ganar el Masters Series de Madrid.
P. Esperaba poder llegar tan lejos: campeón de Roland Garros, subcampeón del Open de Estados Unidos, número uno...
R. La final del Open norteamericano no me la esperaba. Todo lo demás entraba en lo previsible. Ya había sido finalista en Roland Garros y durante todo el año estuve rondando el liderato mundial. Sin embargo, me llegó antes de lo que creía. Fue en Nueva York, donde nunca había jugado bien y, de golpe, empecé a realizar muy buenos partidos.
P. ¿Qué es lo que más ilusión le ha hecho de todo lo que ha logrado?
R. Ser el número uno es quizá lo que más deseaba. Pero ganar la final de Roland Garros ha sido lo que más ilusión me ha hecho. Venía persiguiéndolo durante los últimos tres años y había perdido dos veces en las semifinales y otra en la final. Era consciente de la dificultad que entrañaba ser el campeón. Y, al cabo, lo logré.
P. ¿Y lo que más le ha sorprendido?
R. Jugar de forma tan regular durante todo el año. He jugado bien casi todos los torneos importantes. Exceptuando los de Indian Wells, Miami y el Masters, en todos los demás lo hice bien. Y mantener el mismo nivel de juego toda una temporada es algo realmente difícil.
P. ¿Cómo llevó lo de ser número uno? ¿Perdió el sueño por culpa de ello?
R. No. Soy bastante tranquilo. Es cierto que te crea unas obligaciones extras que te restan mucho tiempo de tu vida personal, pero lo asumo, no me molesta. Ahora, no dormir pensando en lo que he conseguido o en la presión que ello puede acarrearme no me ha ocurrido. Claro que pienso en ello algunas veces, a menudo incluso, pero no me obsesiona.
P. Tras llegar a los octavos de final en Wimbledon, ya anunció que se ponía las pilas y que iba a ganar en el Open de Estados Unidos. Casi lo consigue.
R. Lo rocé. Desde el primer partido, jugué con mucha confianza, fuerza y agresividad. Gané duelos muy buenos y a especialistas en pistas rápidas, como el norteamericano Todd Martin, Hewitt y Agassi. Eso me dio mucha confianza para llegar hasta la final.
P. Y ahora, la Copa Davis. Es su segunda final. Tiene experiencia y la tranquilidad de haber ganado ya una ensaladera.
R. Todo eso es verdad. Lo que ocurre es que esta vez estaremos exactamente en el lado opuesto: jugaremos fuera de casa y en una superficie totalmente diferente a la tierra batida. Será la segunda vez que juego fuera. En la anterior, en Holanda, nos pusieron una pista rapidísima y, por mala suerte, perdí por 6-4 en el quinto set y el equipo perdió. Esperemos que ahora, en la hierba, las cosas sean distintas. Tengo bastante confianza en mí mismo. Puedo jugar bien porque las cosas me han funcionado en pistas muy rápidas. Hemos tenido tiempo para adaptarnos y traído un buen equipo.
P. ¿Qué recuerdos tiene del éxito en 2000, en Barcelona?
R. Sentí muchos nervios y tensión a medida que se iba acercando el momento de comenzar los partidos. Era mi primera final de la Copa Davis. Pero luego jugué bastante bien los dos partidos [contra Patrick Rafter y Hewitt] y el público estuvo increíble. Fue una experiencia superbuena.
P. Si tuviera que quedarse con un momento, ¿cuál sería el más especial?
R. El último punto, con el que gané a Hewitt. Y, pensando en el equipo, toda la semana, la intensidad con que vivimos y lo unidos que estábamos todos.
P. Fue el héroe de aquella final. Ganó dos puntos cruciales. ¿Puede repetirse aquella historia y, sobre todo, aquel desenlace?
R. Ojalá que sí. Fui el héroe un poco por el último partido, el cuarto. Pero el punto del doble fue también trascendental. Esta vez será muy difícil repetirlo porque todo se nos pone más cuesta arriba. Pero creo que ya es hora de que demostremos que podemos ganar en pistas rápidas y fuera de casa.
P. Para Australia esto es como una revancha. Ya lo anunció el entonces capitán, John Newcombe, al decir que les esperaban en su hierba.
R. Para ellos es una revancha. Pero no para nosotros, que ya les ganamos en 2000. Ellos son los que ahora tienen que ganar. Y eso les pone mucha más presión que a nosotros.
P. ¿Cómo ve la final? ¿Pinta mal la cosa?
R. No, no... No tan mal. Son más especialistas que nosotros en la hierba, pero nosotros también jugamos bien en las canchas rápidas y en una final puede pasar de todo: los nervios les pueden pasar factura, pueden producirse lesiones...
P. ¿Cuál sería su estrategia para ganar?
R. Los más importante son los dos puntos individuales del primer día. Debemos basarnos, fundamentalmente, en ellos.
P. Ahí estarán Mark Philippoussis y Hewitt. ¿Cuál de los dos le parece más asequible en la hierba?
R. Philippoussis tal vez sea más complicado porque, con su saque, es muy difícil hacerle breaks. A Hewitt se le puede jugar más de tú a tú. Pero el primero fue finalista en Wimbledon y el segundo campeón. Por tanto, los dos serán muy difíciles.
P. Analice con más profundidad a estos dos jugadores.
R. Hewitt se mueve muy bien en la hierba, lo que no es nada fácil, y suele llegar en buenas condiciones a la bola. Resta muy bien, otro aspecto fundamental. Además, tiene paciencia. Parece que le da igual que le hagan puntos rápidos o largos. Va a la suya. Y con sus golpes planos aprovecha muy bien la fuerza del rival. Philippoussis se basa en la potenicia de su saque y en su gran volea.
P. ¿Qué adaptaciones debe hacer usted para jugar bien en la hierba?
R. Lo fundamental es sacar bien porque, entonces, es difícil que te hagan un break y vas a un desempate, en el que puede pasar todo. De fondo juego bastante bien y me adapto bien. La clave estará en el saque.
P. Como reciente número uno,tendrá una gran responsabilidad en su espalda. ¿Le puede pesar?
R. No; responsabilidad, ninguna. Haber sido el número uno no cuenta en la Copa Davis. Todo el mundo sabe que todos jugamos muy motivados esta competición y que el número uno puede perder contra el 100. No creo que eso vaya a contar demasiado.
P. Atrévase a dar un resultado.
R. Será muy ajustado. Si ganamos, yo creo que será por 3-2. Si no, ya veremos.
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